Abuso Emocional Normalizado: Pérdida del Yo real

Parece de chiste llegar a preguntarse después de tantos años ¿quién soy yo realmente?, y más increíble aún ¿quién es entonces el que ha llegado hasta aquí?

¿Por qué tantas personas habiendo elegido voluntariamente sus vidas tienen la sensación de haber vivido una vida ajena, o de haberse sentido forzados cuando nadie les puso una pistola?; ¿Por qué vivir, aunque tengamos nuestras necesidades básicas cubiertas, resulta tan costoso?, ¿Dónde está el problema?
Solo tenemos consciencia del 20% de lo que somos, por eso realmente no nos conocemos, incluso en muchos casos ese porcentaje es solo el personaje que representamos. El vacío existencial es un sentimiento de distancia entre lo autentico y lo creado. La consciencia de ese abismo es el primer paso para el conocimiento de tu Yo real.
¿Qué hizo que te perdieras?, ¿por qué te separaste de ti? Aprendizajes condicionados desde tu más tierna infancia, grabaciones de modelos olvidados en tu zona cerebral más básica, la visceral o reptiliana, que es la que registra todos nuestros patrones de supervivencia tanto emocionales como físicos, por eso son tan difíciles de suprimir y se repiten una y otra vez, porque estas son las dos características específicas de esa parte de nuestro cerebro.

Pero….¿Por qué tuvimos que recurrir de niños a comportamientos de supervivencia cuando no tenemos el recuerdo de una infancia especialmente traumática? Primero porque la memoria es selectiva y nos protege ocultando aquello que duele, segundo porque lo que contamina la vida del adulto es algo no reconocido socialmente por desconocimiento absoluto del funcionamiento de las emociones, y tercero porque la intimidad esconde conductas erróneas que no se localizan como tales por pertenecer a la mayoría. Hablo del ABUSO EMOCIONAL NORMALIZADO, o en su extremo del CHANTAJE EMOCIONAL.

Para explicarlo porque es una cadena, hay que empezar por analizar la composición de la unidad básica origen de la vida, la pareja. Me atrevería a decir que no llegaremos al 5% de parejas formadas por individuos que no estén contaminados por la toxicidad de sus respectivos padres. Cuando un adulto entra en pareja, su inconsciente lo llevará (aunque su mente pretenda lo contrario) hasta una persona con las características de sus progenitores con un rol complementario al suyo, pero personajes al fin y al cabo, con la esperanza enfocada en conseguir del otro aquello que no le dieron y necesitaba. Transcurrido un tiempo de convivencia, el material inconsciente de cada uno aflora, entrando de nuevo en la misma dinámica de la que pretendió salir.

Cuando ese inconsciente se hace consciente y se da cuenta de que su pareja no va a cubrir sus más profundas necesidades, se vuelca en sus hijos, tratando de encontrar en ellos lo que no consiguió de su pareja y en primer término de sus padres. De esta forma y desde muy pequeños, los hijos comienzan a sentir la responsabilidad de satisfacer las necesidades de sus padres, llevando la pesada “carga” de tener que comportarse de “aquella manera” para evitar su rechazo o abandono, y en último término su infelicidad. Ningún hijo podrá conseguir nunca sustituir a los padres de sus padres, ni cubrir sus carencias, y cuanto más lo intente más se apartará de sí mismo, porque se olvidará entonces de sus propias necesidades y deseos, aprendiendo que el amor y la estabilidad de las relaciones solo es posible “sacrificando” el propio Yo.

No poder Ser quién realmente eres porque estás ocupado/a en satisfacer las necesidades del entorno, te aleja de tu verdadera IDENTIDAD creando al personaje, y posteriormente, la distancia y el vacío existencial.

Algunas de las manifestaciones más comunes en el comportamiento adulto son:

 Codependencia emocional.
 Relaciones sostenidas sean destructivas o no.
 Necesidad de controlar y manipular como estrategia para sentirse seguro .
 Baja tolerancia a la frustración.
 Baja autoestima
 Vacío interno
 Pérdida de identidad, confusión entre lo que creo ser y lo que realmente soy
 Sentirse imprescindible
 Confundir sacrificio con Amor
 Sentimiento de culpa no localizado
 Necesidad de justificarse todo el tiempo
 Sensación de falta de libertad
 Idealización y fidelidad extrema a los padres o a los hijos por encima de la pareja

¿Os suena?