¿Cuándo te vas a permitir expresar lo que realmente sientes y piensas?….¿Cuándo vas a superar el miedo a ser juzgado? ¿Cuanto tiempo vas a seguir siendo un niño bueno y obediente?¿Cuánto más vas a reprimir TU VERDADERO YO?
Mientras eso que esperas que ocurra, ocurre, (aunque no sé bien quién esperas que lo haga por ti), y te enfadas contigo mismo por lo que «tendrías qué o deberías», tu cúmulo de rabia reprimida y sentimientos de culpa aumenta, y con ello otras nuevas razones más para castigarte.
Empieza por mandar a la mierda todos los «tengo que o debería», los tuyos y los de los demás, incluido este que te estoy diciendo, O No. Haz o no hagas, pero deja de torturarte en esa espiral de culpa y castigo que tú mismo te administras solo con pensarlo.
NO leas más, NO sonrías todo el rato, NO te calmes si estás nervioso, NO te calles si tienes algo que decir, NO te conformes con cualquier cosa…. o, sí. Pero di NO, no quiero, no me gusta, no me da la gana….cuando lo sientas así, sin pensar si es o no lo que se espera de ti. O, NO.
Cualquier idea (familiar, social o cultural) a fuerza de repetirse se valida, pasando a convertirse en creencia o lo que es lo mismo a nivel mental, «una orden» inconsciente, sin que apenas te des cuenta. Funcionan a modo de mandamientos que cuando se incumplen ponen en marcha el «Programa» de control básico, el de CULPA-CASTIGO, una deformación intencionada de la Ley Universal de CAUSA-EFECTO que es otra cosa muy distinta. Os explico, es sencillo e infalible, tal y como lo tenemos instalado no falla.
El Programa CULPA-CASTIGO que todos llevamos incorporado y que se ha trasmitido por generaciones, es un código que permite dirigir nuestras conductas a través del control de nuestros pensamientos. No es necesario que llevemos a cabo la acción correspondiente, solo con haberla pensado o deseado, con que se nos haya pasado por la cabeza aquello que nos han dicho que «no debemos» o «deberíamos», se desencadena todo el proceso.
A partir de tan solo un pensamiento, se genera una serie de sentimientos negativos hacia nosotros mismos de vergüenza y culpa, a continuación viene el miedo a ser castigados con el rechazo y la pérdida del amor de los demás, y por último, el propio auto castigo de sentir que no eres merecedor de nada bueno. Y si tú no te crees merecedor, te auto limitarás en la Vida. Esta es la manera en la que nos convertimos en esclavos, en la que perdemos la libertad para pensar, desear, imaginar y desarrollarnos, en la que llegamos a tener miedo de nosotros mismos, de nuestra mente. Así la distraemos, la entretenemos, huimos del silencio, tomamos pastillas para dormir…. y posponemos cualquier tipo de cambio.
¡¡Y todo esto por el «puto miedo» a decir NOoooooo!!
Ejemplos: Pensar algo malo de tus padres, de tus hijos, o de algún miembro de tu familia. Deseos que llamamos inconfesables, desde conjurar un mal, hasta los de desear la muerte, además de todos los sexuales no autorizados, o los llamados egoístas. Nada grave porque son tan solo pensamientos, humo, absolutamente normales, no hemos matado a nadie con ellos. Hasta el más santo ha tenido alguna vez pensamientos oscuros, todos lo sabemos aunque no lo reconozcamos públicamente.
En la medida que la población crece, la anchura de libertad del pensamiento es cada vez más restrictiva, más fina, más punible. Añadamos las últimas cruzadas contra algún tipo de pensamiento sospechoso si quiera de rozar la homofobia, xenofobia, el antipatriotismo, el antisemitismo, el machismo, el populismo, el maltrato animal…… Hay que medir cada vez más lo que se dice o se piensa, porque el riesgo a ser castigado con el rechazo puede llegar de múltiples frentes. Así que es absolutamente lógico que el miedo a manifestar nuestros pensamientos, sentimientos y deseos sea cada vez mayor. Nos están volviendo locos, grandes reprimidos en realidad. El día que la olla explote por exceso de presión, terminaremos matándonos los unos a los otros con palos y piedras solo por ¡¡pensar!! diferente, tal y cómo Einstein predijo que sería la 4ª guerra mundial.
Así que reflexionemos. Distingamos lo primero de todo entre pensamiento y acción. Es típico de la infancia tener miedo a los pensamientos porque a esas edades no diferenciamos la realidad de la ficción. Solo tenéis que ver cómo vive un niño una película. Está claro que poco hemos madurado, por mucho poder que pueda tener la energía del pensamiento, si no hay acción, no hay nada. La nueva corriente New Age nos ha metido muchos goles por la escuadra. El pensamiento solo es poderoso sobre uno mismo, no sobre los demás. Pensar que no eres capaz hará que no lo seas, pero pensar que «fulanito» no lo es, no mermará en absoluto su potencial.
El problema no son los pensamientos por sí solos, son los sentimientos de vergüenza, culpa, miedo, dolor y rabia acumulados por la represión voluntaria o impuesta, los que desencadenan la acción que los materializa, los que los pasan del plano virtual al plano real. Si me permito tener cualquier tipo de pensamiento sin juzgarme por ello, sin miedo a que se cumplan, evitaré que el Programa base de culpa-castigo se desencadene, el único y verdadero causante de las enfermedades, los crímenes, los malos tratos, el racismo, el sexismo…… el horror. También creo que lo contrario, el positivismo a ultranza, amar a tu enemigo por más que te dañe o abrazar todo lo que se menea, es engañarse, porque son solo actualizaciones de ese mismo «Programa básico». Son igualmente creencias, «ordenes» al fin y al cabo sobre lo que «tengo que y debería». No cumplirlas, generará igualmente vergüenza, culpa y castigo. Ya empieza a pasar, lo vengo viendo en mi consulta. Si no lees, meditas, haces yoga, mindfulness, o te gustan los toros….. prepárate para ser acosado hasta que te sientas culpable.
La verdadera libertad está en liberar tu mente de cualquier «Programa». No es una apología anti Sistema, es un derecho natural. La única esclavitud posible es la mental, lo demás es solo una consecuencia. ¡¡LIBERA TU PENSAMIENTO!! de toda creencia trasmitida, antigua o nueva, y empieza a pensar por ti mismo sin miedo…….o NO.
Tú decides cómo quieres vivir.
Concha querida, me doy permiso para felicitarte por tu trabajo y decirte que tus reflexiones curiosamente me llegan siempre
en el justo atajo del momento.A muchos les debe pasar.Alegria y gratitud. Con cariño.