No sé si lo habréis notado pero estamos en los últimos años de influencia de un final y cierre de Ciclo colectivo que pasa y obliga al individual. Resistirse al cambio significará volver a recorrer el círculo para acabar en el mismo punto en el que estéis cuando se cierre definitivamente.
Quién más quién menos, del 2009 aquí, se ha visto empujado a algún tipo de cambio vital si no a todos los que forman parte de su vida. Situaciones de pérdida o límites que nos han obligado a buscar otras salidas, que nos han movilizado a todos revolviendo «el gallinero» de forma muy llamativa. Algunos culparán a la crisis económica sin ver más allá de donde está el verdadero objetivo, provocar un nuevo salto en la Evolución Humana, forzarnos a revisar y corregir errores. Un Plan Superior verdaderamente inteligente. Aunque la influencia está siendo colectiva, recordemos la Ley del espejo, «lo que es arriba es abajo, lo que es adentro es afuera», y por muy buenas intenciones que tengamos para cambiar este mundo tal y como está ahora, el trabajo solo es posible actuando desde nuestros propios ciclos individuales.
Los cierres de ciclo son duros, difíciles, pero la mejor oportunidad para crecer. Como auténticos exámenes de reválida, ponen a prueba nuestras asignaturas pendientes con la Vida. Se inician cada 7 años con diferentes pequeñas crisis (llamadas malas rachas cuando se desconoce qué es), confrontándonos a nosotros mismos a través de conflictos con el entorno (familia, pareja, trabajo), aumentando lenta pero progresivamente durante los cuatro o cinco años siguientes hasta su apogeo final al cumplirse los trece (siempre aprox), donde todos los temas pendientes se nos ponen de frente o «patas arriba» según se quiera mirar. A partir de ahí, las situaciones se asientan abriéndose un nuevo ciclo de supuesta renovación. Y vuelta a empezar. De nosotros depende que la trayectoria de vida que recorramos sea circular pasando una y otra vez por el mismo trazo hasta «rasgar el papel», o seamos capaces de aprovechar la oportunidad de cada ciclo para modificar en algún punto consiguiendo pasar del círculo a la espiral. Lo que no os quepa duda es que con cada uno se nos presentarán los mismos temas o patrones personales no resueltos. Aquellos que verdaderamente hayamos corregido/sanado en ciclos anteriores pasarán de largo o directamente no pasarán, sirviéndonos para confirmar que están superados, y aquellos de los que hayamos huido, evitado, distraído, o no tengamos consciencia, se presentarán aumentados.
Su contenido será el mismo que el que sufrimos durante nuestro primer ciclo, de la infancia a la adolescencia, cerrándose con esta última etapa entre el caos y la renovación. Se repiten de forma actualizada llegando hasta nosotros a través de otras personas y nuevas situaciones, de ahí que creamos haber superado los problemas o errores del pasado cuando en realidad, si no se han trabajado de dentro afuera, volverán a producirse. Aquello que no esté resuelto, se repetirá a lo largo del siguiente sin que nos demos cuenta, aunque solo se nos volverán a hacer evidentes durante el próximo ciclo de 7-13 años después.
¡¡Aprendamos a resolver, por Dios!! Cambiar de pareja, de trabajo, de ciudad…. Separarse de los padres, hijos, ex parejas, sin estar sanado, son huidas hacia delante pero no la solución, aunque aparentemente y durante los primeros años de un nuevo ciclo nos lo parezca. Las causas están en ti, cambiar de entorno es solo un parche que con el tiempo se caerá. La fuente eres tú. Ocúpate de limpiar el agua que brota de ella y «el lago» que se forme a tu alrededor será cada vez más potable y transparente.
Quizás el primer error que repetimos y por el que habría que empezar para solucionar todos los demás, es la idea del ego de que lo puede hacer solo, sin conocimiento específico ni aprendizaje de las herramientas apropiadas que mejor se ajusten a nuestros potenciales individuales. Al ego le dan seguridad las repeticiones, sin embargo, siempre puedes elegir entre ser feliz o hacer lo conveniente, puedes elegir seguir repitiendo lo que no funciona, porque siempre es más fácil hacer lo que ya se ha empezado, pero sé consciente de con eso no conseguirás más de lo que has conseguido hasta ahora, o …
¡¡PUEDES CAMBIAR SI decides ponerte manos a la obra y APRENDER cueste lo que cueste!!
Entramos ya en un cuello de botella en donde los que tengan que hacer cambios se verán obligado a ello, el plan se cumple, contigo o sin ti.
Como siempre Concha, iluminándonos el camino. Mil gracias!