Cuando la luz se enciende

(Foto de Juan Emilio Conde)

Despertar es algo tan diferente y especial que cuando pasa no tienes ni la menor duda de que te ha llegado. Sigue leyendo si entiendes el término pero no sabes en qué consiste exactamente, si presientes que no estás lejos o si simplemente quieres volver a disfrutar de su reconocimiento consciente.

En un anterior artículo dije que «el despertar» era un «clik», es como si alguien de repente hubiera dado al interruptor de la luz de tu habitación y de un solo golpe vieras todos los muebles, aquellos con los que hasta entonces te habías estado chocando y otros nuevos que ni siquiera sabías que tenías. Entonces es cuando entiendes el sentido de su función en tu cuarto. Cuando se está en la oscuridad no se sabe que no se ve, creemos que ver consiste en tropezar con cada mueble y palpar su forma, pero aún siendo una manera de conocer, sin la luz no podremos disfrutar de su belleza, ni valorar la importancia que tiene con respecto al resto. Así nuestras prioridades siempre están sujetas al cambio en función de cada nuevo encuentro, vivendo de expectativas sobre lo que esperamos encontrar, dando más importancia a lo último porque no tenemos la referencia del conjunto. A veces no hay una segunda oportunidad para recuperar el más valioso.

Avanzar a oscuras produce miedo, y por seguridad, nos aferramos a lo que conocemos perdiendo nuevas oportunidades que están ahí, dentro de tu propia habitación a un solo paso de ti. Podemos despertar a consecuencia de un fuerte choque, de una irrecuperable perdida, incluso después de haber tenido en riesgo nuestra propia vida, o puedes observar y darte cuenta de que existe otra forma de experimentar el Mundo, e ir a por ella.

Esto es lo que te pasa cuando la luz se enciende:

1. Capacidad inconfundible de disfrutar cada momento.Te das cuenta del valor del «aquí y ahora», el pasado deja de tener peso y la emoción de estar vivo pasa a ocupar el primer lugar en tu orden de prioridades.

2. Pérdida de interés en juzgar a otros. Interpretar las acciones de los demás te agota, empiezas a percibir el efecto de desgaste de energía que provoca en ti. Los errores de los demás pasan a ser detalles humanos que incluso llegan a provocar tu ternura. Sientes, esta vez desde el corazón, un profundo respeto por la frágil trayectoria humana de cada cual.

3. Pérdida de interés en juzgarte. Cuando reconoces la condición de imperfección y la cualidad de aprendizaje que es la vida, vives tus equivocaciones como etapas necesarias para ese aprendizaje continuo. Nada de lo que hiciste puede ser juzgado porque fue lo correcto en ese momento en relación a lo que sabías y podías. «Sin un determinado Ayer, no existiría tu Ahora».

4. Pérdida de interés en poner toda tu atención en los conflictos. Sin haberlo premeditado, tu Ser se ha liberado del trabajo de atención en pre-ocuparse. Reconoce naturalmente cuando está delante de lo que puede convertirse en una agotadora e improductiva espiral mental, y sin necesidad de reflexión, desvía su foco. Ahora tienes demasiadas cosas de las que disfrutar como para perder tu energía.

5. Frecuentes y desbordantes momentos de valorización. La comida te sabe más rica, el verde de los arboles es más verde, todos los olores huelen, los sonidos te emocionan, las caras, los gestos de los demás…… tus ojos están más abiertos y avispados que nunca, ávidos de ver no pierden un solo detalle. Los sentimientos que siempre estuvieron ahí afloran a la superficie permitiendo ser acariciados por ti casi físicamente. El expresión se hace imprescindible ante el brillo que ahora ves.

6. Sentimientos dichosos de conexión con los otros y con la Naturaleza. Percibes claramente la interconexión colectiva como si de una gran tela de araña se tratase, como la visión de una neurona haciendo sinapsis con las de su entorno más próximo enviando impulsos unas a través de las otras en una cadena sin fin, desarrollandonte como parte integrada de la Naturaleza y del Universo. Eres un pequeño Todo en ti mismo, una pieza del engranaje de un Todo Mayor, una Celula especializada dentro de un Cuerpo Universal. Esta sensación te hace sentir humildemente importante.

7. Frecuentes ataques de sonrisas a través de los ojos y del corazón. Los sentimientosde ternura y de compasión hacía todo lo natural y humano incluido tú mism@ se multiplican,brotan desde el interior mostrandose fisicamente sorprendiendote en tus gestos. Por fín te amas.

8. Tendencia a dejar que las cosas sucedan en vez de hacer que sucedan. Has entendido, no solo con la mente, que alterar el orden natural de las cosas no te hace feliz, es imposible llevar una vida sana en un estado de perpetuo control porque lo provocado o manipulado no es duradero, te obliga a mantener una atención monotemática indefinida entrando en el bucle del miedo y la culpa. Hagas lo que hagas, las cosas volverán a su forma inicial aunque te hayas dejado la vida en ello. Integrar esto es un gran paso y una gran liberación.

9. Tendencia a obrar y pensar espontáneamente en vez de hacerlo desde el miedo a experiencias pasadas. Entender que todos estamos en contínuo período de aprendizaje, aceptar tu situación de alumnos-de-la-vida hace que te sientas seguro de tu específica imperfección. Solo fuiste, eres y serás de la única manera que pudiste, puedes y podrás ser. Sabes que es así por algo aunque aún no hayas averiguado la-magia-del-para-que

10. Receptividad al amor de los demás, así como la urgencia incontrolable de compartirlo. Sientes que el amor  está dentro de ti y esa sensación de seguridad te abre al exterior, tanto para dar como para recibir. amar-ser-para-amar-el-camino-a-la-felicidad

Nada me gustaría más que saber que te has identificado.

Con Amor.