Os propongo un ejemplo gráfico y sencillo como herramienta para actuar, corregir, mantener y lograr coherencia entre lo que dicta tu mente y los impulsos del corazón. Hablar con uno mismo no es de locos, si sabes distinguir la procedencia de cada mensaje y tienes consciencia de lo qué estás haciendo y para qué.
PROLOGO
Puede que alguna vez hayas contemplado la posibilidad de crear tu propia empresa, cuando curiosamente ya tienes la más importante y productiva que podrías tener, TU VIDA. Si está desestructurada, ponte con ello antes de pretender hacer una ampliación asociándote con otra diferente, arreglar la de los demás, o comprometerte con demandas que no puedes cubrir. Puede que tu empresa esté paralizada porque su propietaria (tu consciencia) haya estado dormida, soñando despierta, distraída, o cómodamente instalada en el espacio exterior con el piloto automático puesto, el caso es que ahora cuando te has dado cuenta, todo está fuera del último lugar donde creíste haberla dejado. Claramente, no has estado en tu puesto, has abandonado tu responsabilidad de propietario, el PRESENTE.
Para empezar no puedes negar que tuviste varios avisos, pero preferiste confiar en que se resolvería cuando encontraras un socio con potencial suficiente (una pareja, un hijo, un trabajo, dinero..) que cubriera las carencias de tu empresa y equilibrara los malos resultados. Realmente te daba pánico enfrentarte a tu sentimiento de fracaso. Pero aún escapando por momentos de él, con el tiempo incluso ha empeorado, y ya te resulta imposible seguir ausente, excepto que quieras para ti una prolongada y lenta bancarrota emocional.
Todo tiene solución. Imagina por un momento que eres el propietario de una PYME que se viene abajo……(ponte en situación)…. ¿Qué se te ocurriría hacer para tratar de salvarla? Os sugiero lo siguiente:
1- OBSERVAR : Colócate desde fuera y localiza el problema. El conflicto.
Observas que «tu producto» (auto realización) sale cada vez más deteriorado, que hay un serio desencuentro entre el área de dirección (Mente) y el de personal (Sentimientos), que no hay entendimiento entre las partes. Entre ellos han llegado a un punto en el que se boicotean entre sí. Tu prolongada ausencia le ha dado todo el poder al Gerente (Ego mental) que ha terminado por creerse el dueño, desviando los intereses generales a los personales. Se aferra al puesto, le cuesta actualizar sus políticas de gestión (creencias), desestima las demandas del resto de la empresa, es tirano y exigente. Repite el «programa» aprendido sin cuestionarlo en aras de una supuesta seguridad, y no es capaz de escuchar lo que sus otros departamentos (emociones/corazón, intuición) le dicen, porque los considera inferiores y le da miedo perder su estatus ante los demás. Es un gran acomplejado, inseguro de sí mismo. Por otro lado, te das cuenta que las necesidades básicas de los empleados (tu Yo original) están completamente desatendidas, ni siquiera se conocen, es menospreciado cuando intenta innovar, no se le permite desarrollar sus verdaderos potenciales, se le exige trabajar sin horarios y no se le recompensa por sus horas extras, logros y esfuerzos. Para tu Gerente parece que nada es suficiente, solo él está en posesión de la verdad, y a pesar de estar viendo unos malos resultados, no realiza autocrítica sino que la proyecta echando toda la culpa a los trabajadores….(no sabes, no puedes, eres un desastre, no mereces…..).
2- INTERVENIR: Escucha activa (silencio) y acción.
Si no has localizado el problema con claridad, acude a un analista cualificado para que haga una inspección y te ayude a verlo. Una vez tengas las cartas sobre la mesa, da el primer paso hacia la acción. Para empezar te sugiero que le «bajes los humos» a aquél que se ha apoderado de lo que no es suyo, al Gerente (Ego), dejando de creer en su método pues está claro que no funciona. HAZ EL SILENCIO. Ponle los límites, déjale claro quién será a partir de ahora el que tomará las decisiones. Pero gestiona tu posición desde el amor, no cometas los mismos errores de prepotencia que tu Ego ha cometido hasta hora. Cárgate de paciencia y dialoga con él, no te enfrentes porque no se trata de destituirle sino de enseñarle otra forma de gestión. Hazle entender que seguramente esté utilizando «archivos» obsoletos fundamentados en otras empresas del pasado no adaptados a las particularidades de la actual y propia, con otros potenciales, objetivos y necesidades muy diferentes. Ve preguntándole sobre la marcha (antes de cada acción o una vez que lo haya hecho), de donde ha sacado la idea en la que se ha basado, si está especulando (suponiendo sin certeza), si está tratando de manipular al personal, si lo hace por miedo, qué intereses reales esconde, si ha escuchado y tenido en cuenta las opiniones, necesidades y deseos del resto de áreas. Modifica cada creencia con información. La voz del Gerente/Ego: Es muy camaleónica y astuta, cabezota en su función, hace lo que sea con tal de controlar para mantener la seguridad y el poder. Muy resistente al cambio, aunque te pueda hacer creer lo contrario, te sigue dominando o reprimiendo tomando otras «formas» más sutiles o evolucionadas. Característico del ego son los discursos mentales (pensamientos) o actos del tipo, defensivos y de ataque, justificaciones, juicios, huída, amor con condiciones, pre-ocupaciones, suposiciones, control, posesión, obsesión…… Todas las frases que empiezan por «tengo que..»; «hay que..»; «deberías…»; «demuestra que…», en general todas aquellas relacionadas con el rol de padre/madre. Algunas son exactamente iguales en contenido y forma, a las que te dijeron los tuyos cuando eras pequeño.
La otra parte en el conflicto: Ahora siéntate a solas con el resto de tu personal (tu niño interior, tu Yo original). En silencio escucha sus reclamaciones, deja que el dolor y la rabia se expresen sin permitir que intervenga el Gerente (sin juzgar). Comprende el sentimiento de injusticia que embarga a todo tu departamento humano, por lo que ha tenido que pasar. Dale todo el tiempo que necesite hasta que se desahogue, toma nota, consuélalo y prométele que las cosas van a cambiar ahora que tú has tomado las riendas. Que no volverás a permitir que el Gerente le menosprecie o no tenga en cuenta sus deseos. Dile que estarás con él siempre que te necesite, para que poco a poco pueda satisfacer sus necesidades de atención y carencias del pasado. Pero ojo, porque también a él tendrás que ponerle los límites hasta que vaya madurando mientras le enseñas, el don de la paciencia, la proporción de las cosas, hasta donde sujetar y cuando soltar, a pedir, a aceptar que aunque es único y maravilloso, no es el único ni el primero. Comprométete a no volver a dejarle solo y a tener en cuenta todas sus opiniones, a valorarlas y ponerlas en práctica en el momento oportuno. Su voz característica compone frases simples de solo tres o cuatro palabras, casi siempre exageradas y dramáticas, extremistas (utilización de el todo y el nada, el siempre y el nunca), tal y como las diría un niño…… «nunca puedo…»; «no quiero…»; «no soy capaz…»; «me da miedo….»; «le odio…», «no puedo vivir sin…»; «me han hecho…»; «yo quiero…» ; Son todas y cada una de tus emociones y sentimientos (manifestados externamente o no), de ahí la importancia de hacer el silencio, para saber qué le pasa o qué necesita, permitirse sentir, pero por encima de todo y sobre todo, NO JUZGARLO.
Como veréis, estar presente (consciencia) en el dialogo interno es fundamental, tal y como lo es para el buen funcionamiento de cualquier empresa. Son las «voces» que intervienen, el equipo, las personas que las crean, el acuerdo y la armonía lo que marcará el éxito o el fracaso en los resultados. Siempre estamos a tiempo de tomar las riendas de nuestra vida, es cuestión de voluntad y el amor que pongas en ella. Si no sientes ese amor ni por ti ni por la vida, es que el Gerente tiene secuestrado al resto del personal y te ha arrebatado el poder. Entonces, ¡¡recupera lo que es tuyo!!.
Efectivamente Concha, estoy de acuerdo. Preciosos escrito
Que fastidiado creer que has aprendido a protegerte y por circustancias te vuelves a encontrar con los miedos
que aparecieron en otras ocasiones. Miedos de la niña.
Efectivamente Concha, estoy de acuerdo. Preciosos escrito
Que fastidiado creer que has aprendido a protegerte y por circustancias te vuelves a encontrar con los miedos
que aparecieron en otras ocasiones. Miedos de la niña.