Hace aproximadamente cinco años y durante una meditación en grupo, después de llevar ya un tiempo recorriendo el camino del auto descubrimiento, el Universo, el Azar, la Causalidad, o Yo misma (mi Consciencia), me hizo el mayor regalo que jamás pudo darme. Solo después de un sin fin de intensas experiencias vitales he comprendido que «lo que sea que fuere» espera al Momento en el que realmente estás preparado para integrar el siguiente paso, y aquél día, a modo de señal sobre la dirección a seguir, «Aquello» me iluminó llevándome hasta un profundo sentimiento de tristeza, sorprendiéndome a mi misma reproduciendo el típico llanto de bebé (haciendo «pucheros») mientras me llegaba la visión de una cuna situada en el centro de la nada.
Dentro del más absoluto vacio y silencio interno que te ofrece la meditación, una pequeña e indefensa criatura de apenas un mes, reclamaba atención con un tímido llanto de desconsuelo. La ausencia de mente no necesita imágenes para el reconocimiento, es la «conexión» con tu Consciencia la que te envía información sin necesidad de utilizar los sentidos. De forma instantánea supe, que esa pequeña e indefensa bebita que lloraba dentro de aquella cuna, era mi pequeño y maravilloso Yo recién nacido. Una tormenta de emociones se abalanzó sobre mi corazón…… La tristeza, la soledad, el miedo, la fragilidad de aquella Niña, se entremezclaban con la Alegría y el Amor incondicional que emanaban hacia ella desde mi Consciencia, utilizando como canal aquél cuerpo de adulta que permanecía inmóvil sentado en el suelo.
Una vez abrí los ojos, durante ese espacio de tiempo en el que el cuerpo empieza a desperezarse y a tomar contacto con el exterior, mi mente racional pudo interpretar lo que había pasado. Acababa de producirse el RE-ENCUENTRO, y una sensación inmensa de haber vuelto a «Casa» me recorrió el cuerpo llenándolo de Amor de arriba abajo. Pude reconocer el sabor de haberme encontrado con aquello que tanto había buscado, me sentí completa, inmensamente querida, acompañada, protegida, segura de mí.
Así es como mi maravillosa y pequeña Niña abandonada, supo que había dejado de estar sola para siempre. Su adulta tanto tiempo perdida, por fin, la había visto.
Con los ojos llenos de lágrimas de alegría y a la vez de un profundo arrepentimiento por haber estado tantos años sin atender a ese pequeño Ser que sufría en mi interior, al que mi ego estuvo castigando con sus juicios y exigencias, corrí como si la vida me fuera en ello a por un olvidado álbum de fotos familiar. Lo rescaté, y me re-encontré cara a cara con sus preciosos ojos, y penetré en la profundidad de unos ojos inocentes que con solo 3 años de edad ya hablaban de tristeza y soledad. Estuve una semana entera abrazada a aquellas fotos de mi infancia, lloraba y me besaba cada día, no paré de pedirme perdón. Sentí la injusticia, la indefensión, la manipulación del poder del ego adulto sobre las únicas víctimas inocentes, sobre la pureza, sobre la autenticidad, sobre la infancia. Caí en la cuenta que esas eran precisamente las situaciones que más odiaba y hacían que me revolviera cuando las veía en los demás. Sin saberlo, aquel particular enfrentamiento contra todo lo que significara engaño, injusticia y manipulación, no era ni más ni menos que la manifestación de mi herida infantil, y lo peor es que, hasta que no tuve ese momento de consciencia plena, también mi propio Ego había estado colaborando y perpetuando el mismo daño que repudiaba, separándome de mi misma, culpando y avergonzando a mi Niña, a mi autentico Yo.
Pude observar y sentir desde la mirada de mi Consciencia mi propio despertar, el espectacular resultado de un duro trabajo de transformación interna invisible a los ojos. El gusano dentro de la crisálida se había convertido en mariposa, había abierto el orificio lista para salir y emprender su primer vuelo en libertad. La intensidad de la Vida se mostraba ante mí y el Amor por ella crecía día a día desde lo más profundo de mi Alma, haciéndose más grande, más limpio, extensivo a cada árbol, pájaro y ser humano al que me acercaba. El Sol brillaba más, los colores se intensificaron, los olores me transportaban a lugares naturales parecidos a la idea que cada uno pueda tener del Paraíso. El Corazón literalmente, se me salía del pecho….. ¡¡Dios…. jamás había sentido con tanta nitidez la inmensidad y a la vez la nimiedad de mi propio Ser!!…. acababa de conectar con el estado de autentica Felicidad, el significado de El Todo y La Nada, el Dios que hay en mí y en todos y cada uno de los seres vivos de este Planeta.
La inmensidad de la Luz me llevó a sentir todas las emociones derivadas del Verdadero Amor….. Agradecimiento. AGRADECÍ Y AGRADECÍ, y no me cansaba de agradecer a TODO, al oxigeno que me permitía respirar, al Sol que me calentaba, a la brisa que me hacía cosquillas en la cara al moverme el pelo……Y volví a pedir PERDÓN, y no me cansaba de pedirlo por no haberme dado cuenta antes, por mi ignorancia de haber intentado ser importante haciendo cosas para que mi ego o mi falso yo se sintiera reconocido sin conseguirlo con nada, por no haber apreciado el valor que hay sencillamente en la misma Vida. Me sentí maravillosamente pequeña, insignificante como ser humano, pude entender el autentico sentimiento de humildad. Porque es imposible saber lo que es humildad sin haber conocido antes la grandeza, y viceversa.
Ahí está la infinita Inteligencia que regula el mecanismo de la Vida, el paso obligatorio por la dualidad de las cosas para que pueda darse el verdadero aprendizaje en esta dimensión.
Así es como inicié mi definitiva etapa de recuperación y sanación de mi misma, de mi Niña, a la que escribí esta carta aún con lágrimas en los ojos:
Mi querida Niña,
Eres la niña más maravillosa que jamás haya podido soñar tener. No tengo palabras para expresar el dolor de haberte tenido tanto tiempo abandonada, no haberte dado el valor que tienes ni haberte escuchado cada vez que me hablabas con cada una de tus emociones. Cuantas veces he buscado fuera el Amor que solo yo podía darte, cuantas veces te he castigado reprimiendo tu voz poniendo la de los demás por encima de la tuya. No te merecías semejante trato de menosprecio e incluso a veces, de abuso y humillación. Ningún niño lo merece.
No sé si algún día podrás perdonarme, pero no importa porque lo hagas o no, te amo y amaré por encima de todo. Nunca volveré a abandonarte, nunca más volverás a estar sola. Voy a dedicar el resto de mi vida a compensar mi falta de atención hacia ti.
Este es mi compromiso a partir de hoy, ahora que por fin te he encontrado y me siento inmensamente feliz de tenerte de nuevo conmigo:
Prometo cuidarte y buscar lo mejor que el mundo pueda ofrecernos….
Prometo protegerte de situaciones y personas tóxicas…..
Prometo no volver a forzarte a que hagas aquello que no quieras, que te cueste, que te de vergüenza o miedo, por mucho que otros digan que es lo que debes hacer, hasta que no te sientas completamente segura para afrontarlo.
Aprenderé a decir NO por ti y a todo lo necesario para ser la mejor adulta que puedas tener……
Solo te pido un poco de paciencia conmigo hasta que consiga reeducar a nuestro Ego y librarle también a él de todas esas creencias erróneas con las que fue adiestrado. Es también una parte de nosotras y le necesitamos, así que le conoceremos bien y haremos que se convierta en un apoyo en vez de seguir siendo una resistencia como hasta ahora.
Quiero que te sientas orgullosa de mi, y trabajaré y trabajaré hasta lograr tu confianza.
Te amo con todo mi Corazón. Eres mi gran tesoro, lo mejor de mi vida.
Que bonito Concha!! Lo he leido lleno de emocion, identificandome
con gran parte de tus palabras, sobre todo
con esa carta tan maravillosa y llena de amor
del adulto que se pregunta que qué ha estado
haciendo hasta ahora… ha estudiado mucho y sacado varias
carreras, ha aprobado una oposicion para ser funcionario
de clase A, ha ganado mucho dinero, se ha comprado un
piso, un coche, se va de viaje a lugares exóticos,
cena en buenos restaurantes…, todo ello con
100 € siempre en el bolsillo, pero, dónde esta lo unico
que importa?. Dónde está la escucha de las demandas de ese pequeñin?
. Sin esa atencion todo me sobra… Ahora no quiero nada, solo cuidar a mi pequeño.
Quiza lo mas bonito es que los niños son los mas agradecidos del mundo. Ellos no huardan rencor, en cuanto le
abrazas, se lanza a ti, loco por ese amor que tanto necesitaba!
Sé que dar las gracias no es suficiente, o si…, pero nunca me cansaré de decir
esta frase una y otra vez: Gracias Concha!… Y lo mejor de todo es que esto solo acaba de empezar!
JAVIER
Gracias por compartir el proceso de tu encuentro con el amor Concha. Solo cuando podemos amarnos incondicionalmente se puede abrir esa puerta que describes de agradecimiento a la vida, a todo lo que nos ha traído, a los regalos que nos ofrece en cada momento. Cuando el Ego es el eterno aprendiz y no gobierna nuestra necesidades o zonas de seguridad. Cuando se pone al servicio de la inocencia que representa nuestra niña para escuchar su mensaje …
Me nutren tus palabras y me ofrecen apoyo en los momentos, en los que mi propio juez interno, se olvido de a quién sirve. Gracias por tu dedicación …
Que maravilla Concha! una verdadera delicia y una caricia para el alma! Gracias por compartir esto tan bello que me inspira, me inspira mucho y me da mucha esperanza! un abrazote grande, Alex