Me gusta mucho escuchar los comentarios de la calle y me fijo en aquello que se repite y como va en aumento. A nadie se le escapa ya sentir el ambiente revuelto. Es fácil echar la culpa a la economía, al Gobierno de turno, a los empresarios, a la falta de incentivos…. pero yo no creo que sea solo eso, al menos no creo que sea lo más importante que esté pasando. Han empezado a surgir con fuerza las preguntas, el por qué y los «comos», la sensación es de encontrarnos en una especie de callejón sin salida que provoca cada vez mayor insatisfacción.
Bien, pues esta es mi teoría: No existen las casualidades, las cosas ocurren siempre por algo.
Creo que hemos llegado, «gracias a…. (quién quiera que sea)», a punto de tocar el límite. Repletos de recursos materiales, nuestra parte humana se sigue sintiendo desgraciada, rodeados de personas malhumoradas que se gritan o insultan a la mínima de cambio, violencia de genero, dependencias a temprana edad, muchos no sonrien, ni siquiera saludan, las familias se critican y compiten, la educación se destruye, y se separan más parejas que se unen…… ¡esto es un desastre!.
Creo que empieza a haber un movimiento de cambio, gracias a la crisis material comienza la preocupación por cubrir otras necesidades olvidads y mal atendidas que se manifiestan a pie de calle. Está prendiendo en nosotros mirar hacia otro sitio, y la muestra es que cada vez hay más grupos y actividades que van dirigidas al individuo, a la persona en su aspecto emocional. En nuestro interior las cosas empiezan a moverse. Vosotros también estáis aquí.
¡Gracias crisis!, gracias por venir para que nos demos cuenta de que lo material igual que aparece desaparece, que no podemos basar nuestras vidas en ser «propietarios de», en tener ni coches mejores ni casa más grandes a nuestro nombre, que lo único que tenemos y que nunca nos abandonará es a nosotros mismos, que debemos cuidarnos y cuidar a los que queremos, porque nosotros y ellos, son nuestro autentico valor.