¿Os habéis preguntado alguna vez por qué necesitamos tanto amar y ser amados?, ¿De donde viene la necesidad de encontrar a esa persona que nos completa, que nos llena, o nos hace sentir satisfechos?. Es así y no solemos planteárnoslo, tan común en el ser humano como respirar. Somos como una parte buscando un TODO. Sentimos esta llamada desde el mismo nacimiento, a partir de nuestra primera experiencia de separación cuando cortamos el cordón umbilical con nuestra madre.
Pocas veces nos paramos a pensar qué buscamos exactamente, qué caracteristicas tiene aquello que nos falta. Puede llegar a ser un lío porque ¡pueden ser tantas cosas!, mucho más difícil es cuando ni siquiera nosostros mismos lo sabemos. Entonces…….¿qué nos llega?, ¿que aceptamos?, ¿qué podemos pedir al otro?. En una ocasión leí que deberíamos tener una lista de aquellas cualidades que deseabamos encontrar en nuestra pareja ideal, qué si no nos planteábamos estas cuestiones nos pasaría como cuando alguien va al supermercado y no lleva la lista de lo que necesita, se dejará llevar por la necesidad del momento, por los colores, las cabeceras, o por la imaginación de lo que parece haber dentro, pero al final, puede que llegue a casa cargado de cosas inutiles que no necesitaba y darse cuenta de haber olvidado justo lo que más falta le hacía.
Como normalmente no hacemos estas reflexiones se tiende a creer que hemos encontrado lo que necesitabamos por la primera emoción que aparece y que durante un tiempo nos mantiene en esa situación de enamoramiento. Con tal de sentir el amor, la mente fabrica para nosotros fantasias que a veces nada tienen que ver con la realidad, y si la vemos por un segundo, la tapamos justificando una circunstancia o prediciendo un futuro de cambios esperanzadores. A la vez nuestro subconsciente trabaja atrayendo y siendo atraidos por personas que de una manera u otra nos permitirán repetir patrones aprendidos de nuestro entorno y de nuestra propia historia familiar. La combinación de la falta de auto conocimiento (en muchos problemas de auto estima), la necesidad de sentir el amor, y nuestro inconsciente buscando la familiaridad de patrones pasados, puede llevarnos a una experiencia de relación no deseada, desastrosa y en algunos casos hasta violenta.
Un lema para todos «LA RELACIÓN DE PAREJA ES SIEMPRE PARA ESTAR MEJOR». Si no es así NO ES AMOR, es necesidad, dependencias, proyecciones. Es absolutamente imposible sufrir por amor, se sufre por carencias y heridas emocionales de la infancia. Decir que se sufre por amor es una contradicción total, nadie sufre por ser feliz. Muchos lo creen porque se sacrifican y dejan de lado sus vidas, pero es todo lo contrario, el AMOR es estímulo, es estar bien, progresar, crear, vivir en paz.
Si estás en una relación y no te dan el amor que quieres, debes comenzar a buscar una solución, pero NO EN EL OTRO, sino dentro de ti. La mala suerte en lo afectivo es una gran mentira. Para tener pareja y ser feliz tienes que trabajar contigo mismo, el esfuerzo no está en que el otro cambie (él/ella también tendrá que hacer lo suyo), invierte tiempo en encontrar y sanar tus heridas (de tu niño interior), y fórmate una nueva conciencia, lee libros, busca consejos de profesionales, busca ayuda de personas con experiencia, pero ante todo haz tu propio trabajo, reconcíliate con tu pasado y tu presente.
Una buena relación es un contrato entre dos, donde ambos hacen lo que está a su alcance para hacerse mejor la vida, si no, no hay relación, pues tener pareja no es para competir, cambiar al otro o descargar las neurosis que padecemos.
Una relación comienza mucho antes de encontrarse con «esa» persona, COMIENZA CONTIGO.