Muchos conoceréis este término o al menos os sonará, aunque la mayoría seguramente no sepan con exactitud las implicaciones que supone su salud emocional en nuestras vidas de adultos. No se trata de hacer una tesis en un espacio tan reducido pero al menos trataré de poner un poco de luz sobre la importancia del tema, por vuestra felicidad y la de quienes os rodean.
Todos hemos oído alguna vez expresiones como “saca el niño/a que llevas dentro” o “disfruta como un niño/a”…..casi siempre queriendo animar a que manifestemos la parte amable de nuestro Yo. Desde luego que esa cara alegre tan característica del niño también está en nosotros, aunque en algunos (los más mentales) está tan enterrada que son incapaces de hacerla florecer, sin embargo el otro aspecto infantil que menos conocemos siendo el más activo y determinante en la vida del adulto es el del niño/a herido/a, que para sobrevivir ahogó el dolor de sus sentimientos de abandono, desprotección, utilización, rechazo, vergüenza o falta de amor en el mejor de los casos, abusos y maltratos físicos o emocionales en el peor. Cuando nombramos al “niño/a interior” no lo decimos como concepto genérico, nos referimos al niño/a que lleva tu nombre y apellidos, aquel que vivió su particular infancia y que permanece agarrado dentro de ti porque eres tú mismo.
Por desgracia todos llevamos el lastre de algún tipo de “dolor original” que dificulta o impide que consigamos lo más anhelado, precisamente porque lo que estamos persiguiendo sin saberlo, es aquello que papá y mamá, o el adulto a nuestro cargo no supo darnos y necesitábamos para lograr un desarrollo evolutivo sano. Una buena estima, independencia y no co-dependencia, confianza, en general, seguridad y paz con el entorno pudiendo ser nosotros mismos sin necesidad de crear la ilusión de un personaje para protegernos de nuestros propios miedos y carencias. Es muy importante que tengáis en cuenta que, por la misma regla de tres, los adultos que nos educaron también llevaban en su interior niños y niñas heridas con sus propios dolores originales sin resolver. En fin, la cadena de trasmisión de la que siempre hablo, cuya única posibilidad de cambio está en la responsabilidad de cada uno de curar sus propias heridas.
Aquello que de adultos más nos duele, a lo que somos más sensibles y vulnerables, los enfados y rabias por unas cosas sí y otras no, las dificultades en las relaciones, la búsqueda desesperada del verdadero Amor, la necesidad de ser reconocido, actitudes todas ellas comúnmente manifestadas en cualquier adulto que tienen su origen en alguna de las 5 etapas del desarrollo evolutivo infantil (o en todas) en las que la necesidad correspondiente a cada una de ellas no fue satisfecha. Desordenes en la alimentación, enfermedades, adicciones, agresividad, insaciabilidad, miedo, angustia, celos, insomnio, necesidad de complacer e inseguridades, son algunas de las manifestaciones en el adulto más leves del “niño/a herido/a” que lleva dentro, hasta llegar a las más graves como puedan ser, violencia, neurosis o cánceres entre otros.
Trabajar tu niño/a interior es el proceso del reencuentro entre el adulto que ahora eres y ese niño perdido que dejaste atrás, para darle la atención que en su momento no tuvo, retomando y resolviendo el dolor emocional que le bloqueó. Durante el tiempo que dura te sentirás muy vulnerable, ten en cuenta que recuperar los sentimientos no es un suceso, es un proceso, pero su efectividad, rapidez en la aparición de los primeros síntomas de recuperación y permanencia en el tiempo, alcanzan todos los ámbitos de la vida diaria nada más comenzar el trabajo. En realidad esta es la base imprescindible para cualquier cambio que queramos realizar, sin tenerlo resuelto volverás atrás una y otra vez sin que nada de lo que intentes se mantenga. Por lógica ningún edificio se mantendrá en pie con seguridad si su base tiene fisuras, y la base de tu vida es la salud de tu niño/a interno. Si tu niño/a no es feliz difícilmente podrás serlo tú como adulto. Cómo saber quién soy si no sé de donde vengo.
«Hasta que no quieras aceptar tu ser más débil e indefenso, no podrás ser entera y verdaderamente poderoso/a, pues una parte de tu energía y de tu fuerza estará dedicada a rechazar otra parte tuya. Aunque parezca paradójico,TU FUERZA VENDRÁ CUANDO ACEPTES TU DEBILIDAD». ( John Bradshaw). Da mucho que pensar, ¿verdad?
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