Mi intención es el encuentro, analizar las causas que nos han llevado a una falta de comprensión entre los géneros, a un abismo absurdo que hace difícil las relaciones entre ambos sexos. Cada vez me parece más importante que todos nos comprometamos en este trabajo porque es fundamental, vital, y percibo a mí alrededor perdida, cansancio, inseguridad y desencuentro en nuestras experiencias en común.
También creo que hablaré en nombre de muchas mujeres, muchas de las que aún sintiéndolo no pueden expresarlo o no se atreven a declarar abiertamente su vulnerabilidad por miedos heredados de generaciones y generaciones de mujeres atrás, y ahora incluso, porque es impopular posicionarse al lado del hombre. Para aquellas que nos precedieron ser mujer no fue fácil, sometidas, relegadas, ocultas, fueron años en los que nuestras abuelas y madres sufrieron mucho, no reconocidas, negadas e infravaloradas por sus propios hermanos del otro sexo. El natural sentimiento de amor se convirtió en rencor hacía el verdugo, y así de madres a hijas, y de las hijas a las hijas de sus hijas.
Crecimos con la creencia de que ser mujer no era bueno, que las cualidades femeninas eran aptitudes obstáculo, que mostrarse mujer podía condenar a la esclavitud, y que si en algo podíamos serlo, sería exclusivamente tomando el relevo siendo más hombres que los propios hombres. Fuimos educadas con la carga de un resentimiento genéticamente trasmitido, al que por fidelidad inconsciente, hemos guardado “tácita” continuidad.
Puede que ahora las mujeres ya estemos en condiciones de reconocer todo esto, hemos sufrido mucho y lo hemos prolongado con el rencor, pero ya ha pasado, necesitamos curar, llorar, perdonar, perdonarnos, comprender y sentirnos comprendidas. También el hombre lleva esa carga, su culpa genética inconsciente y ancestral añadida a la imposibilidad de limpiar llorando, vigilada su masculinidad, y aún puesta a prueba por los de su mismo género. Nos hemos hecho mucho daño entre nosotros y es el momento de limpiar esas heridas, perdonar para darnos la mano y retomar juntos el camino que nunca debimos abandonar. Somos los unos para los otros, nuestra naturaleza se desequilibra si le falta la parte proporcional de su energía opuesta. (Como ejemplo curioso, feministas que a pesar de su nombre muestran todo lo contrario, el bloqueo interno de su propia energía femenina).
La mujer debe saber perdonar y el hombre ayudarse para ayudarnos a sanar esas diferencias que nos separan, pero de forma activa, no solo como simples observadores de circunstancias ajenas, porque no te son ajenas. Este proceso no se hace en dos días, requiere de voluntad y amor porque la mujer de hoy aún necesita sentir la comprensión de las viejas heridas, pero de forma individualizada, que el reconocimiento no sea un brindis al sol extensivo que caiga en la teoría. Prueba a reconocer a una Mujer su valor como MUJER, tocarás sus capas más profundas y calmarás todas sus voces internas de alarma y reivindicación genética. Cuando lo femenino se ve reconocido, lo masculino resplandece a sus ojos.
Los medios hacen demasiado ruido, ponen y quitan modas, juegan con las emociones femeninas y masculinas superficialmente a su conveniencia, envolviendonos a todos en el mismo velo sin luz para hacernos creer las mentiras que se les antoja en su propio beneficio casi siempre de control. Lo que otros abanderan no es el autentico corazón salvaje de la Mujer, de tu Mujer, no es lo que la que está a tu lado necesita, Ella desea desde lo más profundo de su Ser tu reconocimiento, silencioso, personal e intimo, exclusivamente del hombre que la importa, aunque nunca te lo diga. No nos enseñaron a pedir de forma directa, nos enseñaron que pedir amor era un síntoma de debilidad y por lo tanto entregar armas al enemigo, así pues, tuvimos que aprender a hacerlo recorriendo un sin fín de otros caminos. Pero lo que ES no ceja, se manifestará de una u otra manera, muchas veces de la manera más inconveniente y negativa. Hombre y Mujer son caras de la misma moneda y se dan valor mutuamente, esa ES la Verdad.
Esta es una llamada a la Unión, a la comprensión mutua, al reconocimiento de que nos necesitamos en el camino de la evolución individual y colectiva. Sé que nos queremos mucho, que hay una admiración secreta y profunda entre nosotros, lo oigo, lo siento, lo veo, también tú lo sabes y está a punto de salir, pues……. ¿que haces que te resistes? ¿que ganas con eso? TIRA LAS ARMAS POR FAVOR. No hagais caso, no reforzeis ideas generales sobre divisiones sexuales PORQUE NO SON CIERTAS, son mentiras que a través de un pensamiento reiterado se convierten en hábito de conducta, destinadas a separarnos, no colaboréis reforzándolas con palabras, chistes y conversaciones sexistas entre vosotr@s. Muchas de las actitudes que hayáis podido sufrir fueron instaladas en vuestras parejas por puro condicionamiento mental, ya es hora de parar esa cadena para dejar de trasmitir un legado de rencor a las generaciones futuras. Hazlo por ti, por tus hijos, por los hijos de tus hijos, por un mundo mejor.
Háblalo con Ella, háblalo con Él. Confía en lo femenino, confía en lo masculino, toma decisiones desde el corazón porque sus cualidades cuando se les permite serlo desde el Amor son infinitas, entiéndelas, empatiza, Ama sin reservas mentales. Todos tenemos de las dos, encuentra el equilibrio de sus fuerzas en ti y prepárate para ser receptiv@.
has tocado una fibra. puedo prometer y no prometeo ke evitare los comentarios sexistas.
dale fuerte concha! rompiendo eskemas! besazo
Gracias Concha.
¡Cuántas limitaciones venimos arrastrando todas y todos!
cuanta verdad!
bsss