El arte de preguntar, y sobre todo de preguntarSE.
Quizás está sea la mejor manera de definir de una forma práctica en qué consiste la toma de consciencia.
La vida se nos complica más de lo que debería porque no nos damos cuenta de que estamos elegiendo de forma continuada, damos pasos impulsivamente o por costumbre sin ser conscientes de la dirección. Cerrarse a pensar que no podemos elegir lo que queremos es una justificación de miedo a la libertad y a la responsabilidad de nuestros actos, una respuesta aprendida, cómoda y poco meditada, una falta de honestidad con nosotros mismos. Es miedo, mucho miedo.
En lo que sí estoy de acuerdo es en que no nos han enseñado el proceso para elegir, es más, creo que efectivamente nos indicaron el camino más difícil, motivo por lo que en muchas ocasiones perdemos las oportunidades o nos dejamos arrastrar por elecciones que son de otros, hasta que el tiempo va cerrándonos las puertas a las alternativas y nos coloca en un estrecho callejón sin que ni siquiera reconozcamos como pudimos llegar hasta ahí. Pero siempre es buen momento para empezar a hacerlo bien.
Estamos acostumbrados a preguntar poco o nada y mucho menos a preguntarnos a nosotros mismos, pero en el caso de hacerlo siempre utilizamos el mismo tipo de pregunta, el «por qué». De ahí viene el lío. Averiguar el autentico «porqué» puede ser infinito y para contestarnos adecuadamente necesitaríamos de un profundo conocimento de nosotros mismos, de la psicología, de la historia, de nuestros antepasados, del recorrido de nuestra educación, …..uffff!!!, pero ¿como vamos a obtener seguridad y confianza en nuestras elecciones partiendo de semejante y compleja pregunta?….. entonces… ¿que pregunta es la adecuada?, ¿cual es la única que podemos contestar con total seguridad de no equivocarnos? ¿cual nos puede situar en el punto de partida para la toma de decisiones?
La pregunta adecuada es «PARA QUÉ»……..hago, digo, pienso.
De nuevo estamos poniendo encima de la mesa la conveniencia de considerar el pasado (los porqués) o el presente y según qué, el futuro (los para qué). Explicar el porqué de algo, es una justificación en la mayoría de los casos, o al menos el hueco por donde huir de nuestras responsabilidades porque nuestra mente, seguro, seguro, que encuentra un razonamiento a la medida de lo que queremos creernos.
PreguntarSE PARA QUÉ….trabajo, para que estoy en pareja, para qué tengo un hijo, para qué.……. limpio, cocino, como, conduzco, vendo, arreglo, peino, estudio, pinto, leo…… ¿Para qué, ME LEVANTO HOY? En cada trabajo, en cada relación, en cada vivencia hay un «para qué», Tú propio «para qué lo haces», sabido únicamente por ti. Si eres honesto contigo mismo será la guía para que tus elecciones vayan a favor y no en contra de ti. Es tu consciencia vital.
Haz este ejercicio a diário, hazlo aplicándolo a toda clase de actividad, pensamiento, actitud, hábito, comportamientos nuevos o instaurados ya en ti, desde el que te pueda parecer más insignificante al más trascendente. Te ayudará a conocerte mejor, seguro que te sorprenderás. Puede incluso que tu vida empiece a adquirir un nuevo sentido.
Como siempre, os repito algo que aprendí de mi profesora de Ciencia de la Diferenciación y el Autoconocimiento a través del Diseño Humano, mi también amiga Sara Manero,
«no creas lo que te digo, solo EXPERIMÉNTALO»
cuanta razón Conchaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa