Creo que en esto radica la principal fuente de conflictos. La madurez no viene con el simple hecho de cumplir años, y la mayor parte de las personas nos creemos que la edad nos da un conocimiento real sobre las cosas. No lo deis por hecho, ni en vosotros ni en nadie, así os equivocareis menos con las expectativas. Mucha gente pasa por las experiencias sin aprender de ellas precisamente porque no son capaces de reconocer en donde se equivocaron, dedican todo el tiempo a encontrar, proyectar y enraizar en el otro la culpa, como si la culpa fuera una patata caliente. La culpa es un chantaje emocional de manipulación. Olvidaos de ella y enfocad en el concepto de responsabilidad.
Conozco cientos de adultos que en lo único que se diferencian de un niño es que no llevan pantalón corto y sandalias, y esto puede hacernos mucha gracia e incluso a todos se nos ocurren ejemplos cercanos, pero el tema es mucho más grave, porque seguro que tú también lo estás haciendo pero no lo ves, sobre todo porque las probabilidades más altas son que frente a ti tengas a otro adulto/niño que tampoco se ha dado cuenta, y los dos entréis en el juego. Es la interacción de pequeños y grandes conflictos infantiles no resueltos que todos tenemos.
Ser mayor consiste en la toma previa de responsabilidad sobre las consecuencias de lo que se piensa, se dice, o se hace. ESO ES ELEGIR. ¿Cuántas se paran a evaluar las posibles alternativas ante cualquier situación cotidiana de respuesta? ¿Cuántas personas funcionan así en su vida diaria? ¿A cuantas de las que conoces destacarías con el calificativo de “coherentes”? Porque lo negativo no es equivocarse, para eso son las experiencias, sino haberlo hecho sin consciencia. ¿Por qué hay tan pocas personas que reconozcan su error?, pues ni más ni menos que, si no han asumido las implicaciones de su participación antes de actuar, ¿como las van a reconocer después?, demasiado duro para el Ego, demasiado duro para un Niño.
Cuando nos enfadamos, cuando realizamos un acto impulsivo, cuando nos equivocamos, lo primero que hacemos es mirar fuera, puede ser el otro o la circunstancia pero siempre encontramos la justificación o explicación adecuada, igual que un niño que le dice a su mamá……. “me he caído por culpa de” “es que la profe me tiene manía” “he pegado a Pepito porque no quiere jugar conmigo”,…. y cuando pasan los años lo cambiamos por…… “Me han hecho” “me liaron”, “me han engañado” “he tenido mala suerte” “los demás se aprovechan de mí” “yo lo he dado todo” “no me comprende”.
Hay una practica muy útil para aprender que NO hay que hacer observando a los otros, y sobre todo, para no entrar al trapo ante un Niño/Adulto cabreado o victimista: CAMBIARLE el disfraz, en vez de traje y corbata imaginárosle como decía antes en pantalón corto y un aro en la mano, y a las niñas con un vestidito de nido de abeja coletas y lazos, veréis como cambia todo. Empezando porque distraeréis vuestro foco de contagiaros de una emoción negativa que llega, y segundo, porque podréis comprender al otro con la relativa importancia que merece. Seguro que las soluciones vendrán acompañadas de una actitud contraria a la que inicialmente se planteaba, con lo cual serán positivas, al menos en su manifestación.
No hay excusas, tú formas parte activa de las relaciones y de las circunstancias, por lo tanto tú tienes tu porcentaje de responsabilidad, a no ser que en todas ellas hayas elegido ser “la victima”, y si es así, tendrás que asumir las consecuencias igualmente si quieres aprender a cambiarlo. Si NO, no vuelvas a quejarte, no sigas demostrando tu grado de inmadurez, si eres adulto pero es lo que sientes entonces sé coherente y pide a las claras lo que quieres conseguir del otro con esa actitud. Si es reconocimiento, pídelo, si es cariño, pídelo, exprésate como un adulto y no esperes a que mamá o papá adivinen lo que deseas.
Y ahora, observa a los demás y te verás reflejado. Aprende y corrige.
Estoy viendo tus msj me llegaron en mí momento justo 9 de febrero 2020.
Es como encontrar la almohada …que el hijo del hombre no tiene para apoyar su cabeza…
Gracias
Siempre es un gusto leerte Concha 🙂
Besitos