Por parte de los profesionales, en vez de controlar conductas como quien marca reses,…… ¿por qué no se intenta llegar al origen? Puede que el supuesto incremento de niños que manifiestan conductas hiperactivas, de desobediencia, desantención o transgresoras, sea la confirmación de que las estructuras que hasta ahora han funcionado en generaciones anteriores deben renovarse urgentemente a todos los niveles. Sociológicamente se ha comprobado que la propia Naturaleza proporciona en cada ocasión lo que se necesita para ayudar al proceso evolutivo. Así por ejemplo como los nacimientos de niños varones aumentaban después de periodos bélicos, es posible que esta particular “hornada” sea también una herramienta natural para forzarnos al cambio, un “sí o sí”, un “tirón de orejas” al actual sistema social homogeneizado, nada creativo, frustrante y culpabilizador. Con esto quiero decir que en ocasiones la actitud de enfrentamiento por acción u omisión no tiene por qué tener relación directa con el entorno más próximo sino con el conjunto social.
Deberíamos abrir los ojos y empatizar en vez de tratar de domesticar a “nuestro antiguo modo” a criaturas, que sin culpa, son el espejo del resultado de nuestra educación. Cuando oigo a algunos adultos quejarse de la actitud de los jóvenes, pienso en su falta de consciencia, porque cada generación es el resultado de la anterior y la anterior somos nosotros. Además, si hiciéramos un ejercicio de honestidad, quizás muchos de los que tanto se quejan, si cuando eran jóvenes hubieran estado preparados genéticamente (como lo están los actuales) para decir “no” a la educación castrante que recibían, hubieran hecho algo parecido. Es más, puede que esta nueva generación sea la heredera legítima de todas nuestras iras y frustraciones reprimidas. En cualquier caso, lo miremos por donde lo miremos los niños nunca son los culpables.
La educación no puede homogeneizarse, cada joven debe ser observado para llevar un seguimiento diferenciado, y el hecho de que manifieste conductas no adaptadas socialmente no quiere decir que se haya perdido. No es una oveja negra, simplemente se niega a ser oveja de la única manera que puede hacerlo.
Antes de actuar debemos tratar de entender-el-mensaje que con su conducta está trasmitiendo. Nuestro tipo de respuesta a cada una debe, estar adaptada de forma independiente (no verbalizar generalizando) y ser proporcionada (no aumentar dramatizando). No le etiquetes, no le condenes a cargar con un rol que con toda seguridad no es suyo.
La intención de este artículo no es abordar la “rebeldía” como concepto, porque su significado me parece fascista y porque jamás colaboraré etiquetando conductas, y en este caso particular, aceptando otra aberración más de un caduco sistema basado en el control subliminal. Podemos tratar características o potenciales personales de negación, uno a uno y por separado, pero nunca como comportamiento unificado juzgándolo de antemano con una etiqueta puramente social.
*Información sobre la clasificación oficial de la” rebeldía” como enfermedad, con todas sus consecuencias: Diagnostico y prescripción de fármacos (sedación)……..la-rebeldia-una-enfermedad
¿Cuáles son los límites de un concepto tan amplio y subjetivo? ¿Qué profesional tiene autoridad moral suficiente como persona para diagnosticar, que padres o educadores que asuman su responsabilidad pueden estar en condiciones de sentenciar un comportamiento que depende directa y exclusivamente de la norma?………
Gracias Rashna, y a ti Elena, Maryi y Marian, por contribuir públicamente enriqueciendo con vuestros comentarios profesionales y de experiencia al inicio de una reflexión.
Un fuerte abrazo.
Se trata de ser eternos aprendices, cuantas veces se nos olvida este principio y nuestros jóvenes, como bien dices Concha, nos muestran las contradicciones del pasado al tiempo que nos anuncian los dilémas del futuro.
Gracias por tus reflexiones en voz alta, son siempre un mensaje de alerta a la consciencia. A ver si en lugar de estar viendo a todas horas la «enfermedad» comenzamos a ver la riqueza de la diversidad y empezamos a querernos un poco más. Quizá así también valoremos a los niños, jóvenes, ancianos …
Hola preciosa, veo que sigues en tú línea de crecimiento compartido…!qué bien!. Nunca he tenido a mi hijo por un niño especialmente rebelde, es más, la rebeldía que alguna vez manifiesta me parece sana y saludable… pero que cierto es que según lo que sembramos así recolectaremos… y sin ninguna duda, con los niños sembramos y muchas veces malsembramos con lo cual… no se pueden pedir peras al olmo… Si bien comparto tu afirmación de que los niños no son culpables… me preocupa el saber que esos niños se convertirán en adultos y si el modelo que han recibido es inadecuado lo perpetuaran… y así, hasta cuando??? ¿qué estamos construyendo? Si lanzo una mirada a lo micro aprecio que en mi entorno tratamos de trabajar el tema educativo a fondo… pero, lo hacemos realmente bien? nos lo cuestionamos? y… el resto???. Y otra cosa, cuando se pasa de ser niño a ser adulto??? cuando no sé puede hacer nada?? o quizá sí, siempre se puede hacer pero QUÉ y CÓMO???
Un abrazo muy fuerte Concha, gracias por seguir espabilando a nuestra consciencia.
Hola Concha. Una vez más gracias por tu blog que cada día me hace sentir más segura de que la forma de crianza que he elegido para Noa es bueno pese a que vaya en contra de la mayoría de las opiniones. En cualquier caso supongo que el resultado lo veré mucho más adelante ya que al fin y al cabo sólo tiene un añito. Parto de la premisa de que mi hija no es algo de mi posesión sino mi responsabilidad y trato de enseñarle aquello que no debe hacer pero porque es malo para ella, o dañino, pero trato de respetarla en todo aquello que ella quiere y que no supone algo malo para ella. En fin, si no lo explico bien puede sonar a «malcriar» como me dice mucha gente, pero bueno, sólo trato de «escuchar» sus mensajes porque pese a que aún no habla, sabe perfectamente «decir» lo que le gusta y lo que no. Un beso amiga!
Hola Concha lo he comenzado a leer porque el titulo me ha parecido esencial.Coincidimos en la forma de cuestionarnos este importante asunto, y además lo considero esencial y clave, para que la sociedad evolucione de manera saludable. Los síntomas de lo que muchas veces se denomina como trastornos de aprendizaje de los alumnos constituyen verdaderas claves para saber donde debemos mirarnos cómo sociedad.Llevo todo el verano escribiendo sobre ello. Un saludo. Marian.