Pensamiento Emocional

No busques la Verdad en lo que piensas, no desgastes tu energía tratando de interpretar lo que pertenece a otro, céntrate en observar la cualidad de lo que sientes porque esa es la única verdad que dirigirá tus actos (la tuya).

Si dudas o no crees en lo que tú sientes, será imposible que puedas encontrar nada o nadie que te de la confianza que necesitas. Buscarás desesperadamente, te sacrificarás para modificar situaciones y creerás que con eso todo cambiará, pero con el tiempo te darás cuenta de que vuelves a golpearte contra la misma pared.

Primero siente-TE y luego reflexiona, SEPARA con claridad los dos procesos y en ESTE ORDEN, pero asegurate de no confundir el sentimiento con la necesidad.

El lío viene de un «mix» llamado «pensamiento emocional» característico de una etapa del desarrollo infantil cuando alrededor de los 6 años nuestro neo cortex o cerebro racional aún no está maduro.  Como somos el resultado del «modelo» recibido, no sabemos diferenciar, porque nuestros padres tampoco supieron, entre lo que «pensamos « que sentimos, y lo que «realmente» sentimos (la necesidaad que de fondo reclama tu inconsciente). Nadie nos enseñó, pero se puede lograr proponiéndoselo con las instrucciones adecuadas, poniendo atención (aprendiendo a qué y a cómo escucharte), haciéndote las preguntas que sirven, y mucho entrenamiento. Sin este conocimiento seguirás repitiendo patrones de funcionamiento inconsciente equivocados. Si buscamos instructores para todo aquello que no sabemos, ¿por qué esa resistencia al aprendizaje emocional cuando es la base sobre lo que se construye nuestra existencia?

La confusión entre pensamiento y sentimiento es la causa del 95% de los «desastres» que se provocan en nuestra vida, porque esa confusión implica que hagamos desde el principio una interpretación distorsionada de la realidad. Si tomamos como primera premisa  lo que fabrica nuestra mente en sintonía con nuestras carencias para hacernos «creer que» (ilusiones) , todas las posteriores estarán contaminadas por ella en la misma equivocada dirección, y la realidad lógicamente, no tendrá nada que ver con el resultado esperado ni cubrirá nunca la autentica necesidad de la que nació. Todo el mundo ha pasado alguna vez por la experiencia de «darse cuenta» que lo que vio o creyó que ocurría, en realidad fue lo que «quiso» ver y sentir, o más bien, lo que NO quiso ver en aquél momento, porque en el fondo fondo de nosotros mismos sabemos cuando estamos autoengañándonos.

El proceso es como un flujo que va de lo más profundo (o inconsciente) a lo manifiesto, siguiendo este recorrido:

CARENCIAS (necesidades no satisfechas que arrastramos de nuestro pasado) –  CREENCIAS (pensamientos inconscientes sobre nosotros mismos y el entorno, condicionados por lo recibido y NO recibido durante nuestro desarrollo emocional) – POSIBILIDAD (situación o personas que se nos presentan en la vida real) – PENSAMIENTO EMOCIONAL (emoción física generada por un pensamiento prefabricado a la medida de la necesidad que deseamos cubrir, creando la ilusión de «oportunidad») – IMPULSO INCONTROLADO DE LA ACCIÓN (inconsciente o no, dirigida a satisfacer la emoción que se manifiesta) – ENFRENTAMIENTO CON LA REALIDAD ( Éxito, fracaso, decepción, desamor, incomprensión….)

Lo único auténtico es el origen inconsciente del que proviene el impulso, esa necesidad que no dominas es la que, sí o sí, va a llevarte a la acción sin remedio, creando como resultado una realidad «no imaginada», casi siempre contraria a la que inicialmente «creiste». La represión del impulso tampoco es el remedio porque la energía de la emoción quedará latente, y en cualquier momento en el tiempo volverá a manifestarse a través de la enfermedad o con la misma acción que reprimiste. Por eso la única solución es resolver, trabajar sobre tu nivel inconsciente, averiguar de donde parte realmente una emoción para saber si surgió o no de una necesidad interna que jamás podrá cubrir el entorno, y qué pensamientos o creencias alimentaron todo el proceso.

Por lo tanto como recomendación, Averigua cuales son las necesidades reales de tu inconsciente y aprende a cómo resolverlas por ti mismo sin estar «vendido»  a la voluntad de cualquier agente exterior (dependencia). Incluido tu pensamiento, pues es el primero en estar bajo el influjo de esas necesidades que desconoces.

Si no aprendes a separar el pensamiento de la emoción y lo distingues de la necesidad que lo originó, estarás expuesto/a al chantaje, al abuso, al engaño, y al maltrato emocional. LA SOLUCIÓN ESTÁ EN  TI.

Saber o no saber, ver o no ver, Tú decides.