Es precisamente esa parte de nosotros que NO somos pero con la que nos identificamos y nos reconocen. Es el que se encarga de proteger y defender al verdadero Yo. Son los roles y personajes que representamos en la vida diaria frente al mundo y los demás, pero también es la voz interna que nos ataca. Nos juzga, nos culpa y nos castiga cuando nos quedamos a solas, poniendo en duda o reprimiendo nuestros auténticos potenciales.
Ocupa prácticamente la totalidad de nuestra personalidad. Se va adquiriendo por aprendizaje durante la infancia a través de la copia de modelos (padre y madre) y las pequeñas experiencias de placer-dolor que hayamos tenido, formando un complejo sistema cerrado y resistente de respuestas instantáneas frente a los estímulos.
«El presente, es el resultado de nuestro pasado y la base de nuestro futuro»
Solo tú como adulto puedes hacer que cambie
El Ego es necesario, no podemos desprendernos de él porque evidentemente ir «desnudo» por la vida tiene sus consecuencias, y vivimos en comunidad, pero la clave está en corregir las formas autoritarias, represivas y limitantes que pueda tener como parte de la protección que nos da frente al exterior y contra nosotros mismos. Esto solo se puede conseguir poniendo mucha atención, aumentando el nivel de consciencia sobre tus pensamientos, sentimientos y actos, detectando una a una las creencias (modelos) que los están sustentando.
Ver todo esto desde dentro es bastante difícil, porque el propio Ego está ahí para protegerte del dolor que podría suponer que abrieras los ojos a ciertas cosas, por eso de nuevo es necesaria una visión externa profesional que sepa poner la luz adecuada sobre todos estos aspectos inconscientes de tu mente.
Sin esta luz o consciencia sobre tus mecanismos automáticos de respuesta, estamos respondiendo a la vida como robots por muchos sentimientos que sientas, porque ellos también están formando parte de ese Software mental que se construyó en el pasado por más que te cueste creerlo.