Reflejando el impulso hacía la acción que este nuevo año ha traído, quiero empezar a escribir una serie de artículos partiendo de lo que considero el inicio de cualquier movimiento consciente, LA AUTO-PREGUNTA.
He observado que la dificultad más común es la de no saber qué preguntar, y esto es lo que muchas veces hace que no sepamos iniciar ningún camino. ¿Cómo vamos a obtener la respuesta que necesitamos tener si no sabemos formular la pregunta correcta que pueda conducirnos a ella?, ¿Cómo voy a preguntarme «a donde voy» si ni siquiera sé quién es «el que va» y cuales son sus herramientas?, o es que.. ¿intentarías subir el Everest si supieras que llevas puestas unas chanclas de piscina? No lo creo. Pues entonces…..
Voy a empezar por la primera imprescindible que deberás plantearte vayas donde vayas, que aún siendo la más ancestral y común de todas, pocas personas llegan a responderla sin recurrir a su rol laboral o social. Preguntarse ¿Quién soy? es fundamental porque la búsqueda de esta respuesta es el inicio y el fin de todos los caminos. Los que ya hemos recorrido un tramo, nos hemos dado cuenta que gracias a esa inquietud de búsqueda hemos llegado mucho más lejos de lo que nunca hubiéramos imaginado, encontrándonos con aprendizajes necesarios que ahora sabemos debíamos recoger para llegar a ver la tan deseada línea del horizonte.
La primera trampa está en la propia pregunta. El «Quién» es una jugarreta del ego que quiere encontrar una respuesta a la medida de su importancia porque necesita una identidad suficientemente definida y limitada como para sentirse satisfecho. Pero, cuando andando el camino te das cuenta de que la felicidad no está en Quién seas sino en «para qué Eres» (el sentido de tu vida), es entonces cuando el ego se aparta y se abre el paso a la pregunta correcta.
¿QUÉ Soy?….. Interpretarse como «una cosa» es dificil de aceptar, la mayoría no es capaz de contemplarlo siquiera, sin embargo es una lección de humildad que si eres capaz de digerir, será la llave que te abrirá las mejores puertas. Cuando salí de la trampa inconsciente de la necesidad de ser Alguien fue cuando me di cuenta que, en contra de lo que se cree, hay muchas más posibilidades de búsqueda en el Qué que en el Quién. Entonces pensé que si analizaba los capítulos de mi vida muy probablemente podría averiguar el patrón/función que se repetía en mi existencia, para encontrar esa «Cosa» que yo había sido en un plano mucho más amplio. El ego es un señor muy pesado que actúa en cuanto te descuidas, y esta vez se me coló poniéndose a buscar en aquellos archivos donde él se sintió protagonista. Pero ahora que he aprendido a manejarlo y lo aparto con amor, se ha vuelto mucho más docil dejándome ver más allá de mi ombligo. Así es como pude descubrir donde estaba la auténtica importancia de una identidad, buscando en lo pequeño. Me di cuenta de que el único patrón que se repite, no solo en una vida concreta sino en todas las vidas que han existido y existirán es que, NADA , nada de lo que sucede se hubiera dado en la misma forma que se dió en ausencia de uno solo de los elementos que lo configuraron, por ínsignificante que cualquiera de ellos pudiera ser, incluyéndome a mí.
Todas las leyes del Universo están englobadas en una sola superior llamada Ley de Causa-Efecto que todo lo rige. Podríamos definir «Causa» como la energía inicial que produce, modifica, o influye sobre las cosas. El Big-Bang, el Sol, la Tierra, los Planetas, cada uno de los seres vivos, cada celúla de tu cuerpo, es Causa, todo lo demás es «efecto» o resultado de esas Causas. Somos, Todos, algo tan sencillo y a la vez tan ilimitado e infinito como una «CAUSA», solo por el hecho de existir, de estar, aún sin moverte un ápice, la energía que eres está creando un efecto, que será perceptible a la capacidad humana o no, pero imposible que pudiera darse sin la presencia del «testigo/causa» (Ley fundamental de la Física Cuántica). Eres lo más grande en sí mismo y lo más pequeño respecto a las otras «Causas», tanto y tan poco como una «POSIBILIDAD Única y diferente» dentro de cada entramado de sucesos.
Eres «Causa», pero solo tú decides hacía donde y en qué enfocar tu energía. Puedes ser una Causa, consciente de la responsabilidad que significa serlo y participar de la co-creación, o hacerte la dormida y desligarte de tu Poder para convertirte en «efecto» de las otras Causas. Puedes ser un pez vivo que nada en el agua, o uno muerto que se lleva la corriente. Tú elijes.
Y en este punto nos quedaremos para entrar en el próximo artículo al análisis de la Intención, ¿A donde voy?
¿Tienes preguntas? http://www.tucoach.info/respuestas-cortas/