Relaciones Tóxicas

En el más amplio sentido de la palabra, cualquier tipo de relación contaminada de emociones negativas, ya sean filiales, de amistad, de pareja, o incluso laborales.
Los re-sentimientos no resueltos entran en lucha con el amor, generando un conflicto interior que saldrá al exterior, o no. La primera y fundamental, la relación de amor-odio no resuelta que podamos seguir manteniendo con nuestros propios padres.

Todos somos tóxicos potenciales

Existen personas más o menos tóxicas, pero todos somos portadores de la que hayamos recibido del entorno desde los 9 meses antes de nacer hasta la adolescencia, cuando éramos únicamente receptores. Pasa de generación en generación si nadie hace nada por limpiarla, de padres a hijos. Quién no la libera enferma y además atrae a los más “sucios”. Se puede llegar a morir por envenenamiento cuando los niveles de toxicidad retenidos superan la resistencia física del cuerpo. Esta es una de las explicaciones de por qué las personas que podemos reconocer como más contaminantes, las que “escupen” su veneno sobre los demás, tienen mayor resistencia física. Siempre se ha dicho “mueren los mejores”, pero no es exactamente así. Mueren los que se callan, los que no actúan, los que retienen, los miedosos, los resignados, los que creen que no depende de ellos su vida, los que se sienten víctimas de los demás y se entregan a la causa, los mártires. También los que creen que su poder está en su falsa fortaleza interna o en su inteligencia, erigiéndose a sí mismos salvadores en nombre del bien común que ellos solos determinan y que nadie les ha pedido. ¡¡Ay alma de cántaro…. que poco vas a durar así y cuanto vas a sufrir!! Tienes la frustración garantizada, más veneno que añadir al que ya tenías antes.

Toxicidad Familiar

Es el germen. Ya desde el útero materno estamos absorbiendo las emociones y sentimientos negativos de nuestra madre, no solo los que pueda tener hacía nosotros en el caso de no haber sido deseados, sino también todos los que contenga hacia sí misma y hacia las personas de su entorno. La infancia es el periodo de mayor receptividad y a la vez mayor vulnerabilidad que existe. Lo absorbemos todo, lo bueno y lo malo. Son años de aprendizaje y desarrollo por lo que estamos completamente abiertos y sin filtro. Nos quedamos con la suciedad de papá y de mamá, pero también con la de los abuelos, los tíos, los cuidadores, los profesores, y la que traen de sus propias casas nuestros compañeros de colegio. La recogemos con cada grito, mal gesto, pellizco o bofetada, mala palabra, blasfemia, humillación, no solo hacía nosotros directamente sino toda la que respiramos a nuestro alrededor.

Somos esponjas, y como esponjas no sabemos bien la calidad del agua (emociones) que retenemos hasta que llega algo que nos lo aprieta. La vida de adultos nos trae eso precisamente, presiones a través de las relaciones y con las situaciones, donde se puede ver la limpieza o suciedad del agua contenida. Habréis oído esa frase que dice, tal o cual persona “saca lo peor de mí”. NO, saca exactamente lo que contienes. Dale las gracias porque sin saberlo te ha dado la oportunidad de conocer eso que no quieres ver de ti mismo, de sacarlo ayudando con ello a que no enfermes y que hagas lo necesario para cambiarlo si eres consciente. Pero luego, aléjala de ti. Es mejor que esa labor la haga un buen especialista para que no te sigas contaminando, por mucho que te irrite, él se encargará de escurrirte como a una esponja para que veas lo que sale, limpiarlo, y devolverte al mundo menos contaminado, lo que te traerá grandes beneficios como el que voy a explicarte a continuación.

Parejas o Amistades Tóxicas

Es evidente por lo que acabo de explicar, que en una relación de dos se va a producir un intercambio de toxicidades, la que cada uno haya ido recogiendo a lo largo de su vida hasta el nuevo encuentro. Ambos pueden controlarla hasta aproximadamente año y medio de la relación, pero a partir de ahí la convivencia se encargará de “escurrir” lo que contenga la esponja de cada uno.

La toxicidad no manifestada, retenida, atrae al tóxico opuesto, al que la proyecta al exterior, al que la “escupe” sobre los demás. Eres claramente un “contenedor” sobre el que se puede volcar “la mierda” que al otro se le desborda, que al contrario que tú, no la retiene. Es el complemento perfecto, «continente» y «contenido». ¿Entiendes por qué te atrae o atraes siempre un determinado perfil de hombre o mujer?

Patrones de Pareja Repetidos

Si nuestra contaminación inicial proviene de la toxicidad recibida dentro de la familia más la añadida por las experiencias posteriores, es una cuestión matemática que la reproduzcamos inevitablemente. La “esponja” contiene lo que absorbe. No tenéis más que fijaros cuantas veces repetís esas proyecciones negativas o dramas internos que tanto habéis rechazado de vuestra madre o vuestro padre, o una mezcla de las dos, incluso la propia toxicidad de su relación se reproduce prácticamente igual en las vuestras. No te quepa duda de que si la relación de pareja que viviste entre tus padres era contaminante, tú la reproducirás por dentro o por fuera según seas víctima o agresor. Y lo que es peor, se la pasarás a tus hijos.

Hasta que no lo hacemos consciente, no somos más que un reflejo de lo anterior. Que esto cambie solo depende de ti, del nivel de toxicidad que quieras seguir manteniendo.