Sistemas perfeccionistas, sistemas de vergüenza

¿Te has fijado alguna vez que algo tan eSencial como es la idea que tienes de ti mismo, de la vida, y de los demás, se basa en conceptos grandilocuentes que hemos engullido sin habernos parado a delimitar? Queremos o creemos ser buenos o malos, más o menos inteligentes, normales o raros, adaptados o locos, insuficientes o correctos, sin conocer en la mayoría de los casos, qué significa, donde empieza y dónde termina cada término inconscientemente absorbido.

¿Sabes realmente lo que es una pareja?, ¿qué es la familia?….. ¿Se llama así por una cuestión de número de miembros o es algo más?….. y según sea esto……
¿Tienes realmente pareja o simplemente sois dos personas juntas durante unos cuantos años?…..
¿Tienes una familia o sois 3-4-5-6 miembros nacidos de los mismos padres?…..
Cuando dices, tengo miedo a “perder” tal cosa o situación… ¿Te has parado a pensar si lo tenías o qué tenías, para saber lo que realmente estás perdiendo?…….

Si te ocupas de poner “margenes” a los conceptos que manejas a la hora de dirigir tus decisiones y en último término tu vida, te darás cuenta de que muchos de los sentimientos asociados a esa idea ilimitada que nos está haciendo sufrir, se reducen y controlan en la misma medida. Solemos hacer lo contrario, entrar en el miedo y «desbarrar» hasta el infinito.

En el otro sentido también nos movemos en la búsqueda de objetivos sin concretar, bajo “tipificaciones” hechas por otros que nos condenan a una más que probable frustración y vergüenza interior en caso de no lograrlo. Estamos acostumbrados a hacer discursos mentales sin medidas utilizando palabras como “necesidad”, “éxito”, “felicidad”, “suficiencia”….
¿Te has parado a pensar por ejemplo cuáles son TUS verdaderas necesidades básicas?…
¿Qué es el éxito para TI?… ¿Lo has enumerado y definido según TUS propias medidas para poder saber a partir de qué momento podrás llamarlo logro?…. o …¿tienes una idea de ti mismo tan insuficiente que ni siquiera te has molestado en establecer TUS propios parámetros para el éxito?… ¿Hacía dónde estás mirando?…¿donde está TU propio listón?…..¿en las nubes?
Hacer lo correcto sí……pero, ¿qué es lo correcto para ti?¿Crees que «lo correcto» es igual para todos y en función de tu idea exiges a los demás?… ¿Eres consciente de la forma, peso y color, de lo que buscas exactamente?……. Pues aterriza porque si no te perderás en el plano virtual de las ideas sin encontrarlo, y en función de lo ambiguas que sean estas, quedarás atrapado en tu propio sentimiento de incapacidad.

La insaciabilidad de los Sistemas perfeccionistas que funcionan en la familia, la escuela y la cultura, crea personas eternamente insatisfechas, porque la esencia del perfeccionismo es la exigencia sin barreras. Si tú no pones tus propios límites nunca llegarás a estar satisfecho. La carta que enviaste, aquello que dijiste, la atención que prestaste, la decisión que tomaste…..siempre podría ser mejor, entonces…… ¿Cuándo será suficientemente bueno para ti?…. ¿Cuándo serás suficientemente bueno para ti mismo?….. ¿Realmente lo sabes?….

Somos calificados con números desde que nacemos, ya en el hospital nos valoran con la nota del test de Apgar, que lejos de entenderse, en ese afán perfeccionista, algunos padres utilizan para comparar y calmar su propio ego herido. Durante el resto de nuestra vida aprendemos que los errores son una especie de catástrofe duramente castigada, sintiendo en nosotros la vergüenza que contamina. Equivocarse cuando estás aprendiendo es lo lógico, sin embargo recibimos el enfado desproporcionado de nuestros padres, burlas y humillaciones públicas de profesores y compañeros que instalan el sentimiento de insuficiencia en nuestro interior, la idea de no ser adecuados, capaces, o correctos. El Sistema perfeccionista en el que vivimos nos exige a todos por igual, dándonos para ello el mismo margen de tiempo sin tener en cuenta las diferencias, incluso de cosas tan tangibles como pueda ser el nivel madurativo correspondiente a cada órgano interno encargado de una determinada función. Se tiene prisa en conseguir niños/adultos, se nos fuerza a ser mayores antes de tiempo, a coger el orinal cuando ni siquiera nuestro esfínter tiene la capacidad fisiológica para hacerlo, a leer, escribir, analizar, conceptualizar, aprender idiomas antes de que nuestro neocortex esté totalmente formado. Barbaridades y barbaridades que condenan a un gran número de niños al sentimiento de fracaso, con las implicaciones que eso supone también para el entorno más próximo. ¿Fracaso infantil o fracaso social? Entre nosotros mismos nos identificamos en función de una medida estándar de competitividad en los potenciales que el propio Sistema se encarga de determinar: Nivel de madurez y responsabilidad, número de idiomas, nivel de coeficiente intelectual, capacidad retentiva, diplomas conseguidos, número de viajes,…..y más y más números para valorar el éxito y las personas, número de propiedades, casas, coches, de amigos, y por supuesto el número en el escalafón laboral. Una autentica cárcel psicológica disfrazada de progreso.

No necesitas que el mundo se pare para bajarte de él, si utilizas tu discernimiento pondrás tus propias medidas y podrás disfrutar de tus propios éxitos, solo debes acostumbrarte a no decidir en función de las valoraciones y creencias ajenas. Tus derechos como persona no dependen de un valor estándar, porque lo único es perfecto en sí mismo y no es comparable. Date el permiso para equivocarte y te darás el permiso para ser tú mismo y aprender.