Algunas madres me han preguntado por el método Estivill ( libro «duérmete niño»), y he recordado mi experiencia en jardines de infancia, con otras madres y la mía propia. Consultar es perfecto pero tampoco aquí hay que dar a la mente todo el protagonismo (la-mente-no-es-para-tanto), y me explico:
Ante una nueva experiencia la mente busca automaticamente en sus registros tratando de encontrar una información propia que evidentemente no posee, esto nos provoca un estado de angustia. En el afán de encontrar soluciones empezamos a poner ojos y oidos a todo lo que llega del exterior, datos muchas veces contradictorios entre ellos y sobre todo con nosotros mismos que nos provocan un mayor desconcierto e intranquilidad, incluso a veces crean la típica controversia de opiniones entre la pareja, y el bebé es la esponja que recoge todo eso. Como veréis a estas alturas ya hemos hablado de la aparición de 3 tipos de estado interior negativo, desconcierto, intranquilidad y algún grado de angustia puntual, derivando todos ellos en uno más general de inseguridad. Ni que decir tiene que las abuelas, compañeras de trabajo y vecinas también ponen su granito de arena a la montaña que cada vez te separa más del punto real de referencia que desde un principio debimos tener.
Estamos hablando de una Relación, algo que se escapa a la mente, no hay una única receta de cocina, no existen unos únicos ingredientes, ni una única formula que funcione, entre tu hijo y tú solo existe esa, la que creeis entre los dos será la única posible, ninguna otra será igual por lo que nunca la encontrarás escrita, completa en todos sus términos. Esta no es una experiencia estandar, ninguna lo es pero esta áun menos, no puede serlo porque sale de la interrelación de dos seres únicos y diferentes en si mismos, luego solo vosotros (tu bebé y tú) en vuestra experiencia en común encontraéis la mejor manera de dormir, reir, llorar, y sentir juntos.
Centra la atención en ti, en el SER que DÁ, principal fuente de riqueza para tu hijo. Recuerda esta frase que siempre repito «no podrás dar nada que no tengas». Nunca te olvides de esto, es la clave de todas las relaciones, sean estas con quienes sean. En el caso de un bebé, hagas lo que hagas debe ir acompañado de un estado de seguridad, eso es lo más importante que él ahora y hasta su edad adulta necesitará de ti.
Él necesita contaco físico con la seguridad para poderse sentir protegido, un corazón que trasmita tranquilidad, un ambiente estable que le acoja sin sobresaltos y mucho mucho amor, pero como te decía antes, esto tendrás que tenerlo tú para poderselo proporcionar. Si tú estás estresada/o, insegura/o, nervios/o, tratando de demostrar que sabes hacerlo, tu bebé será tu espejo y no habrá enciclopedia escrita que solucione el problema.
Ve probando sin miedo, observa detalles de lo que ocurre, lo que a vosotros os funciona. No tengas prisa, estate atenta/o a tus propios estados, las relaciones no se crean en un día, necesitan su tiempo. Desde la calma y la confianza en los dones que la naturaleza nos da cuando decide hacernos madres y padres, conseguirás unos largos y felices sueños para todos.
En los libros encontramos claves que adaptar a nuestra propia experiencia, pero solo eso que ya es mucho, no son la panacea ni en si mismos sistemas infalibles, puede servirte una parte de lo que leas pero no todo. No apliques nada a rajatabla, selecciona lo que te sirve a ti, lo que va con tu forma de ser y la de tu bebé, crea tu propio sistema.