Cortar el cordón umbilical : Soltar a los hijos

«Cortar el cordón umbilical» es la expresión simbólica que representa el momento en el que debemos soltar las ataduras físicas y emocionales que hasta la mayoría de edad obligan a padres e hijos a estar vinculados. Al margen por supuesto del amor, compromete a los padres por responsabilidad y a los hijos por supervivencia.

Qué significa y qué implica

El concepto no es difícil de entender sin embargo no se sabe lo que realmente significa hasta que no se vive y se interioriza, como todo lo que está relacionado con los sentimientos. Para empezar tenemos que saber que supone un proceso completo, (fases y tiempo). En este caso el proceso debería comenzar durante la adolescencia, algo que se da por sí solo de forma natural dentro del desarrollo evolutivo del niño pero no así por parte de los padres, que por regla general se resisten. El problema es que una vez se supera la edad para «cortar el cordón», este comienza a «pudrirse» con el tiempo, contaminando de sentimientos de culpa ambos extremos, pudiendo crear incluso todo tipo de dolencias físicas que lo indican.

La dificultad para la independencia económica lo complica todo bastante, pero no puede ser la excusa porque la verdadera toxicidad no proviene de ahí sino del sistema de creencias completamente erróneo que basa el amor paterno-filial en el mantenimiento de un vinculo de dependencia. La cultura latina juzga a los padres en función del apego a sus hijos, valora el sufrimiento como una prueba de amor. Que luego no nos extrañe lo que ocurre en las relaciones de pareja llamadas tóxicas o de malos tratos porque es lo que hemos aprendido. A no soltar.

Los padres debemos tener claro que «soltar a un hijo» forma parte de las muchas tareas que el rol exige, tan vital como haberle dado de comer para que creciera cuando era pequeño. De todas las pruebas de amor incondicional que hayamos podido ofrecer a nuestros hijos esta es la mayor, pero sobre todo la definitiva, con la que debemos culminar nuestro compromiso de «protectores». Les libera a ellos, pero también a nosotros como personas con una vida por vivir y un montón de sueños por cumplir al margen de nuestros hijos, en lo que no deberían estar involucrados. Abrir con tus propias manos la puerta de la jaula donde hasta entonces has alimentado, cuidado y protegido a tu pequeño «pajarillo», requiere mucha valentía, pero tu amor por él debería estar por encima del egoísmo de mantenerlo atado a ti para TU tranquilidad personal. Ningún hijo debería haber nacido para cubrir las carencias emocionales de sus padres.

Por qué es necesario

Es tan fundamental, que de no hacerlo estaremos boicoteando su maduración, su desarrollo y su propia vida. Condenamos a nuestros hijos a ser niños/adultos dependientes emocionales el resto de su vida, esclavos de los sentimientos de amor/odio que sientan hacia sus padres impidiendo que puedan generar su propia autoestima. De hecho, será la causa principal por la que sus relaciones de pareja no se consoliden o no tengan futuro, y si se mantienen, lo harán con el mismo patrón tóxico de dependencia (amor/odio, falta de límites, celos, chantaje emocional, engaños….)

Soltar el vínculo materno/paterno filial es una labor nuestra, de los más adultos, no de ellos que hasta ayer eran unos niños. Cuando no lo hacemos, les pasamos una «patata caliente» que no les corresponde, dejándoles con el trabajo doloroso de soltarse de nosotros o de intentarlo, lo que les generará fuertes sentimientos de culpa.

«Porque educar bien es mucho más duro que educar mal»

Así que hazlo por Amor. Pide ayuda si no encuentras la capacidad que necesitas.

Qué lo impide

Esto ocurre cuando los padres no son emocionalmente adultos porque tampoco sus padres les soltaron a ellos impidiendo su maduración. Al final, padres e hijos se igualan en inmadurez condenados a mantener una relación tóxica donde todo el sistema familiar se desordena, porque el hijo a veces se ve obligado a hacer de padre/madre/pareja de sus propios padres, y otras de hermano o «colega» compartiendo intimidades que le hieren. De esa manera pierde su identidad, sus límites, el respeto, su propio valor. Atado a sus roles familiares nunca llega a poder ser él mismo, no consigue sentirse un adulto verdaderamente libre hijo de…..

Cómo hacerlo

Hay muchos pequeños y grandes detalles que nos ayudarán, pero desde luego la primera condición es haberlo hecho nosotros con nuestros propios padres, porque hasta que eso no ocurra, no tendremos la capacidad para hacerlo con nuestros hijos. En el próximo artículo hablaré sobre «soltar a los padres» cuando ellos no son capaces o no lo fueron.

No se trata de si tus hijos mayores de edad tienen o no libertad para salir y entrar, para elegir sus estudios o sus amigos, su ropa o estilo de pelo, su ocio, sus parejas….. No hablo de poner más o menos límites superficiales sino emocionales, subliminales. Es NO atar sus sentimientos a los tuyos. Dejar de curiosear, merodear o participar en SUS entornos físicos y virtuales porque les estarás robando su intimidad y el protagonismo que puedan tener entre los suyos, y exactamente igual al contrario. Es NO manipular con TU actitud hasta conseguir lo que TÚ necesitas para estar bien. Tendrás que «agarrarte fuertemente a la silla» y esperar a que sean ellos los que soliciten expresamente tu consejo porque te valoran como modelo de madurez e independencia, y no para calmar la tensión que TU inseguridad les genera cuando no te comportas como un adulto.

Separar nuestra vida de la suya es un gesto de confianza y reconocimiento que necesitan tener para sentir que son los únicos responsables de su vida y así poder madurar

La ayuda que tú necesites pídela por tu cuenta al margen de ellos, no cargues a tu hijo con la responsabilidad de «salvarte» o de hacerte feliz, de ser tu confidente, tu terapeuta, ni le conviertas en el cubo de basura de tus frustraciones o en una extensión de ti. Le estarás anulando como persona, y a ti también.

Si le DISTE la Vida….., ¿por qué ahora no se la entregas?

¿Como quieres que se valore si sus propios padres no confían en él?

¿Por qué no tomas del todo la tuya y le dejas caminar sin tener que mirar atrás?