Llegué a Concha sin conocerla de nada, sin referencias, guiada solo por la intuición y una necesidad profunda de hacer un trabajo conmigo misma que en el fondo de mí sabía pendiente. Y solo puedo decir que en mi vida hay claramente un antes y un después de hacer el taller del niño interior. Fue revelador y, sobre todo, curativo. Desde entonces, es tanta la confianza que me inspira Concha que no dejo de recomendarla, y estoy deseando que diseñe nuevos proyectos, como el del trabajo con el ego, fantástico, para seguir aprendiendo, aprendiéndome con ella. Un lujo haberla encontrado. No pienso perderla nunca.