Una sana despedida

Sea lo que sea lo que termine, una vida, una relación, o simplemente un año viejo en Navidad, cerrarlo con una sana despedida, nos ayuda a estar abiertos a las nuevas oportunidades que el siguiente nos traerá. Es lo mejor que puedes hacer por ti mismo y por los demás. Despedirse siempre produce cierta nostalgia porque obliga a recordar, y recordar despierta  emociones a veces no deseadas. Pero recordar para poner consciencia quizás donde no la tuvimos, nos enseña la línea en la que debemos poner más atención para dejar de repetir patrones de conducta propios que nos perjudican.

Si queremos convertir las experiencias negativas en algo que nos sirva para evolucionar y no dejar paso libre a la emocion destructiva, debemos pararnos para colocar, cerrar y despedirnos de ellas.  El 2010 nos espera y necesitamos empezar lo más ligeros posible, cuantas menos puertas abiertas dejemos en el camino menos energía se nos escapará. Así que si aún no lo habéis hecho, empezar a hacer un recorrido por lo más importante que os ocurrió en el PASADO 2009.

He dicho IMPORTANTE, y ese es el primer ejercicio de limpieza. Por cada momento que recordéis, dejaos sentir y preguntaos.. ¿eso que me ocurrió, fue o es, REALMENTE importante para mí a día de hoy?,…….. «verdaderamente NO, solo lo he guardado por el hecho de guardar» (¿para auto castigarte, o para qué?), ¿Si? pues, ¿que hace ahí?……….. a la papelera…… ¡ZAS!………

Y así, despacio, con cada situación vivida. Tomaos el tiempo que necesitéis porque merece la pena sanar pequeñas heridas y no dejar que crezcan por no haberlas atendido. Seguramente a día de hoy y con la perspectiva, hayan perdido la importancia que en su momento le distéis, pero si no lo hacéis consciente, si no repasáis su valor real, puede dejar marca por pequeña que sea, y ……..¿para qué? ¿merece la pena que las lleves contigo también en el siguiente año?. Las buenas, por supuesto, revividlas y disfrutadlas una y otra vez, año trás año, hasta que tus nietos puedan decir «las batallitas del abuelo»

Aprovechar estos días que aún nos quedan para LIMPIAR, y si además lo acompañais con una (de pañuelo y escoba) de cosas inutiles en casa, mejor que mejor. Esto es de mi querida amiga Antonia, que siempre me dice que ella es muy limpia para todo, que cada año tira aquello que no ha usado, que está ocupando espacio y que ya no forma parte de su presente, porque si no, puede que lo bueno que nos tenga que venir pase por delante, pero no pueda quedarse porque no tiene sitio. Y también lo hace por mí, porque se da el gusto de ofrecerselo a sus amigos diciendo, «por mi, por todos mis compañeros, y por mí el primero». Os quedaréis sorprendidos de la grata sensación que se le queda a uno cuando hace hueco, desprendiendose de lo que sobra entra aire fresco, no sé que tiene llevar a cabo esa actividad sabiendo lo que se hace, que de verdad el trapo y el cepillo empujan hacía fuera lo que nos mancha y deja espacios libres para moverse mejor.

No lo dudéis, el desapego es una de las formas más evolucionadas a la que podemos llegar, no ser capaz de desprenderse de lo que no usamos es un reflejo de dependencia emocional, que igual que se tiene hacia un objeto se manifiesta hacia todo lo demás, incluso hacia a quello o aquellos que nos hacen mal. El enganche irracional, tirar o regalar libera ataduras también emocionales.

Después del ejercicio y en nombre de todos, respiro profundamente y levanto mi copa mientras visualizo una fuerte ráfaga de aire que se lleva con el 2009 todo aquello que no nos sirve, bebo, y me dispongo a aceptar las nuevas experiencias que el 2010 tiene preparadas para mí, aquellas que seguirán haciéndonos aprender.

Deseo de todo corazón, que con el Nuevo Año venga el cambio que cada uno  necesitéis en vuestras vidas, que la oportunidad que nos da, nos haga amar y evolucionar más y mejor.

¡Feliz 2010!