¿Quieres conquitar tu vida?

VIVIR se escribe con uve de Valiente y uve de Verdad, pero, no haber encontrado aún la fuerza para dar el salto no es cobardía sino el estadío anterior en el proceso, siempre que haya consciencia de ello. Estamos solo arrancando, una gran mayoría empieza a darse cuenta de que tendrá que llegar al compromiso con la autenticidad si quiere cambiar su vida. Pero vamos despacito, no forcemos nada porque si no, el vértigo por la falta de costumbre nos hará recular.

Recibo muchas consultas de personas que reconocen querer variar su rumbo, que reconocen no ser felices y desean con todas sus fuerzas mejorar su calidad de vida, el «reto» que nos encontramos es que esa intención a veces se produce solo a nivel racional, como una justificación a «lo he intentado todo», sin embargo el inconsciente se resiste. La explicación a esa resistencia está en las creencias negativas que se acumulan sobre uno mismo y que fueron creadas durante la «domesticación» muchos años atrás. Si racionalmente lo has intentado incluso con ayuda pero tu inconsciente no quiere atravesar la barrera, puede que necesites andar algo más y un poco más despacio hasta que te lo pida, porque él es la fuerza que manda en ti, o ¿es que aún no te has dado cuenta?……..

Las carencias emocionales que TODOS llevamos a nuestra espalda son las responsables directas de nuestro nivel de autoestima, la idea que formamos de «NO soy merecedor» o «NO soy suficiente» es la creencia que queda grabada bajo las capas de nuestra piel. La siguiente deducción que hacemos es que, si sentimos no ser merecedores es porque logicamente debe haber algo «malo» oculto en nosotros….., y ante el riesgo de ser juzgado es mejor no saber lo que hay. La simple idea de encontrar cualquier cosa que no nos guste, nos echa para atrás en el intento de investigar. Pero no puedes pasarte la vida huyendo de ti mismo y es solo cuestión de tiempo, a veces necesitamos un fuerte empujón que viene de la mano de una pérdida, una enfermedad o un rotundo fracaso para, con el sentimiento de no tener ya nada que perder, nos atrevamos a mirar dentro de nosotros. Sin embargo, y aquí viene  la ¡genial noticia!, es que los que un día nos atrevimos a «saltar» nos quedamos pasmados cuando descubrimos que el pasado está lleno de pequeños granos convertidos en enormes montañas, que una vez mirados de frente se van de entre los dedos como la arena. Con tan solo la valentía de atreverse a «mirar» con la consciencia de estar dispuesto a asumir todas las responsabilidades que se deriven de lo bueno y malo que pudiera aparecer, supone la descarga del 50% del peso de tu mochila.

Cuando las cosas no funcionan, pensamos en una frase hecha muy significativa, pero que por popular, ha terminado en el cajón del «dicho» sin que la mayoría se la cuestione en profundidad tratando de darle una respuesta. ¿Que he hecho yo para merecer esto? ……, Cuando tomas consciencia de su contenido y decides firmemente averiguarlo, te darás cuenta de que por más que profundices no llegas a encontrar nada que merezca tu condena a la infelicidad de por vida. Y esto lo dice una persona que se propuso con tanto empeño averiguar de qué se trataba su supuesto «pecado» que decidió  no andarse con «chiquitas» y entrar a saco psicoanalizándose durante varios años, dispuesta a no parar hasta descubrir que se ocultaba en el fondo más fondo y más oscuro de su alma. Cuando fui avanzando en el proceso, no podía creer que no hubiera nada en mi historia proporcional al sentimiento de insuficiencia o incapacidad que había creado sobre mí misma. Fue un alivio descubrir que no había matado a nadie, que ni siquiera había sido una mentirosa convulsiva, ni una mala hija, ni una mala amiga. Simplemente pude desenmascarar modelos y pequeñas experiencias que fueron grabándose en mi inconsciente como significativas desde los ojos de una niña. En contra de lo que se piensa, el pasado que se trae al presente pierde la fuerza con la que se creó y la seguridad que se siente es el comienzo para las posibilidades de una nueva forma de vivir. No sé lo que sentiría Colón cuando descubrió America pero debió de ser una «eme» si se compara con la inmensa dicha del descubrimiento de uno mismo. Solo puedo decios que ¡vale la pena el salto a Tierra firme! y que hay muchas herramientas que os ayudaran a darlo en el momento que todo vuestro Ser esté preparado y os lo pida.

El resumen es que, TODOS hemos sido victimas alguna vez, TODOS hemos sido también verdugos de alguien en algún momento, TODOS hemos hecho o consentido o colaborado en diferentes cosas que iban en contra de la Verdad, de la transparencia, unas veces siendo conscientes y otras absolutamente inconscientes con la creencia de haber obrado por un supuesto «bien», auto engañándonos o simplemente dejándonos llevar por la estructura establecida. Si ya has ido tomando consciencia de cada uno de los episodios más importantes de tu vida, habrás empezado a darte cuenta de que hay un equilibrio entre lo que tú hiciste a otros y lo que consentiste que los otros te hicieran. TODOS los verdugos fueron en algún otro momento de su vida victimas, y viceversa, porque la victima se crea unos derechos a sí misma que la convierten en verdugo potencial. Nadie debería ocupar nunca ninguno de estos dos roles si no dejáramos que las riendas de nuestra vida las llevaran otros, saliendo de nuestra falsamente segura «zona de confort»  y ejerciendo nuestro derecho para elegir en todo momento con un SÍ o un NO.

He hablado de cómo descargar el cincuenta por ciento del peso de tu mochila, en otro artículo hablaré de como desprenderse del otro cincuenta. En ambos casos y antes de cruzar la línea no cabe duda de que se requiere valor para decidir dar el paso cuando se cree que se está delante de un acantilado, pero si podéis visualizarlo, al final resulta ser como ocurre en el rodaje de una película, la supuesta caída al vacío desde lo alto de un edificio es en realidad un metro de cornisa a suelo, porque el miedo es solo una ilusión que se desvanece con la acción.